Manifestantes marchan durante una protesta en respuesta a las recientes redadas de inmigración del pasado viernes 11 de julio, en Oxnard, California.. Foto: AP.

California.- Además del temor a la deportación, otra sombra, la del desempleo, ha comenzado a proyectarse sobre muchas familias de migrantes sin estancia legal en Estados Unidos, que necesitan sacar los gastos de cada mes. Y la incertidumbre va para largo.

En algunos casos es por despido, en otros casos por voluntad propia, pero obligadas por las agresivas redadas masivas en el sur de California.

Es el caso de Lorena, originaria del municipio de Uriangato, Guanajuato, quien llegó hace más de 25 años a Santa Ana, en el condado de Orange.

Vive prácticamente recluida desde el 9 de junio, que iniciaron los arrestos migratorios en su ciudad y por temor a caer en manos de los agentes de ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EUA), decidió renunciar el único trabajo que tuvo en ese país, por 25 años.

En los días previos a dejar el trabajo: “Una o dos horas antes de salir, yo empezaba a sentir mi cuerpo como que se me subía la presión, porque padezco de presión alta y prediabetes (…) A varios compañeros los descansaron, porque había muchas órdenes de pedido pero mi (ex)supervisor me dijo que le habían cancelado las órdenes, ahora iba a recortar gente, que si yo quisiera volver no se iba a poder, porque ya no había trabajo”.

Yo ya pasé la pandemia, fue lo mismo, estar nomás así, encerrados. Duré como mes y medio, pero ahorita sí, no me dan ganas de ir a ninguna parte. Me levanto, le doy de desayunar a mi niña, me pongo a lavar, a trapear… (…) Pero ahora que pasó la redada esa, de estar viendo eso, siento que se me aprieta el cerebro, pensando. Hay veces que me falta el aire, digo ‘Ay, Dios’.

“Antes me ponía a estar viendo en el TikTok lo que pasaba pero me digo: ‘Ay no, como que mi mente se me está dañando’ y lo que estoy haciendo mucho es orar, rezar. Yo le pido a Dios que a mi esposo no le vaya a pasar nada,  él trabaja en un restaurante (y tampoco tiene papeles)”.

Lorena se refiere al enfrentamiento del martes entre manifestantes y agentes federales que llevaban a cabo una redada en una zona agrícola en Camarillo, en el condado de Ventura. 

Medios locales reportaron entonces que la situación escaló cuando una multitud comenzó a rodear a los agentes de la Patrulla Fronteriza y a enfrentarlos, por lo que los elementos respondieron lanzando gas lacrimógeno. Se ignora el saldo de detenidos por su estatus legal o su participación en la protesta.

Sin embargo, Lorena confía en su buena suerte, “su ángel de la guarda”, pues en el año 2000, tomó un avión desde Guanajuato a Ciudad Juárez, junto con uno de sus hijos, cruzar ilegalmente con un grupo de 50 personas y que Migración (de EUA) no “cachara” a ninguno. 

Esa misma suerte, que de ahí la llevó a tomar caminos que la llevaron a California, donde estaba un hermano suyo, donde consiguió empleo en una fábrica a la semana de haber llegado. Ese que tuvo que dejar al iniciar las redadas. Aún así, supo que la fábrica también hizo muchos despidos, por la caída en los pedidos de sus artículos.

Además de confiar profundamente en un poder superior, Lorena está muy al pendiente de los grupos de WhatsApp de su área, donde vecinos comparten por dónde se observan vehículos sospechosos de ser agentes de ICE para que eviten esa zona.

Todo esto (de Donald Trump) es pasajero”. Y confía en que entre su esposo y su hijo sacarán los gastos adelante. 

Falta apoyar proyectos productivos

Por su parte, Rafael González, líder migrante en el sur de California, explicó que en estos días se va a comenzar a notar la ausencia de los migrantes, por temor, por despido o por renuncia. 

Se va a poner difícil la situación porque ahorita se viene el calor y la fruta se pudre muy rápido. Ahorita es cuando se tiene que cosechar o la fruta se les va a ir y de ahí va a salir todo más caro”.

Que también entre trabajadores agrícolas (donde hay muchos guanajuatenses, en particular, del municipio de Uriangato) se pasan la voz sobre dónde anda ICE.

González, también guanajuatense, comentó que únicamente participan en las protestas contra las redadas las personas nacidas en Estados Unidos, “cualquier otra persona está en peligro, aunque sea uno ciudadano no sabe cómo está la situación y si (ICE) le busca, le va a encontrar algún pretexto para castigar o deportar”.

Hay veces uno se desanima mucho”, confesó el también empresario, que a diario lucha por despegar las ventas de la marca de tequila que inició junto a sus socios y que, asegura, no ha recibido los apoyos económicos necesarios por parte de las autoridades.

“Nosotros lo que buscábamos era emprender un negocio para poder regresar (a México) y no regresar con una mano adelante y otra atrás, sería muy bueno (recibir esos apoyos), serviría de ejemplo, pero no les interesó eso”, lamentó.

AAK

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *