León.- La racha leonesa terminó ante el menos probable: un equipo ratonero que puso el camión atrás, y cuyo mediocre entrenador sabía que una victoria sobre el líder le salvaba su intervención como bombero de segunda.

Pero más allá de la derrota, de la ineptitud del árbitro Funk, y de las payasadas de Tomás Boy y Alan Pulido, el partido de anoche en tierras tapatías es una probada de lo que se viene en la liguilla para La Fiera.

La fórmula utilizada por Chivas será la que usarán los rivales de los Esmeraldas en la “Fiesta Grande”: al León se le van a encerrar, lo van a presionar en todos los rincones de la cancha, y van a intentar destruir su juego de buen toque.

Pocos elementos sacan nota aprobatoria en el juego ante Chivas, no se puede señalar falta de compromiso porque todos corrieron y se entregaron, pero cuando los partidos se complican y el silbante es malo, hay que sacar el mejor futbol.

Desgraciadamente, ese buen futbol que ha llevado a los verdes a ser el mejor cuadro del certamen, anoche no apareció. Aunque suene trillado y repetitivo, esta es una llamada de atención a tiempo para Ambriz y sus pupilos.

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