León.- Anotar goles, atajar penaltis o dar pases precisos no es suficiente, se necesita enamorar a la afición con algo más que un balón.
En el futbol mucho se habla del carisma, don natural que no todos los jugadores tienen y que marca diferencia para convertirse en una leyenda.
En el aficionado no podemos evitar esa peculiar calentura en su forma de ver el balompié.
En redes, intervine en una discusión con un grupo llamado Fiera Pasión sobre los Esmeraldas que han quedado grabados en el corazón de la fiel esmeralda.
Los que fueron a toda madre&
En la memoria existe uno que indiscutiblemente encabeza la lista de estas Fieras: Milton Queiroz.

A él lo quieren hasta los niños que no lo vieron jugar. Llegó para quedarse por sus goles, por el título que lideró y por esa sonrisa franca que siempre le ha dibujado al leonés. Si hoy señalamos un castigo cerca del área, se sigue gritando “Tita”, “Tita”.
Por otro lado, el aficionado recuerda a aquel que siempre correspondió con goles y autógrafos, caso el de Missael Espinoza.
Me consta, una vez le conté el tiempo, después de un partido “Missa” duró una hora y 23 minutos en el estacionamiento del estadio firmando hojas, playeras, banderas, espaldas, manos y cachetes, en algo que el aficionado agradece y nunca olvida.

Como ese aplauso que brindaba el “Chato” Ferreira a la tribuna antes del silbatazo final en aquella temporada magistral del 92.
Los que se rompieron la madre&
El León ha contado con jugadores cuya técnica no fue su carta fuerte, pero se ganaron el cariño por romperse el alma.
En ese rinconcito están tipos como Nacho González, Fabián Prátola y Marcelo Balboa, zagueros cuyas barridas eran aplaudidas, sus encontronazos vitoreados y hasta sus expulsiones perdonadas.

Los que hacían un desmadre…
Sí, esos chaparritos que engrandecieron el orgullo esmeralda con gambetas y jugadas de mago. Aquí la afición pone a Luis Montes como un ídolo vigente que le ha tocado escribir las últimas páginas de gloria leonesa.
Con él, la afición recuerda a Ailton que, aunque era difícil que soltara la pelota, sus amagues futbolísticos y verbales contra los rivales enganchaban al aficionado.

Aquí me llamó la atención el recuerdo que tienen de Julito Ceja, que le tocó vivir en etapas infernales del club, pero este sí que se entregó por el León hasta que su rodilla tronó.
Por los que se echaron madres&
Y es que, a decir verdad, en el plano futbolístico fueron únicos como fieras y así lo reconocen los aficionados. Sin embargo, hubo instantes que marcaron su salida repentina del club.
Como Ángel Comizzo y Luis Islas que le dieron mucha fortaleza a la meta esmeralda, o Mauro Boselli con sus 130 goles y no se diga del liderazgo que trajo Rafa Márquez. Con ellos, solo el tiempo dirá&

Los de la “madre patria”&
Porque también el León cuenta con leoneses que son ídolos entrañables para su afición. Por el carisma, el esfuerzo y la clase que derrocharon en la cancha, “Chepe” Chávez y Martín Peña son los más mencionados, en pocas palabras, profetas que triunfaron en su tierra.

Los que se entregaron con madre&
Y aquí citamos a muchos que lograron hacer click con los fieles, dentro y fuera de la cancha, en épocas de bonanza y de tristeza, y aunque precisamente no fueron capitanes, goleadores o líderes, la gente les guarda respeto y cariño.
Maz, “La Yaya”, Medford, “Gullit”, “Gallito”, Loboa, Bardo, Nieves y los que ustedes gusten agregar.

Y a todo esto, no podía faltar la mención para una afición esmeralda que también ha sido poca madre&
Twitter @geraslugo
