La prensa norteamericana anuncia una inversión en una fábrica de lavadoras GE (General Electric) en Louisville, Kentucky. La empresa invertirá 500 millones de dólares y dejará de hacerlas en China. Para Fox News y los conservadores republicanos es una señal de que la política del “reshoring” en Estados Unidos está funcionando.

La misma semana el fabricante chino de teléfonos y aparatos eléctricos, Xiaomi, anuncia la venta al público de su nuevo auto denominado YU7, el segundo modelo que sale después de su modelo SU7. El vehículo es un portento de diseño y tecnología. Con funcionamiento eléctrico, alcanza una autonomía de más de 700 kilómetros. Su diseño es lo más parecido a un Ferrari Purosangue, sin demérito para la marca china. 

Xiaomi había anunciado las prestaciones y el precio base de unos 700 mil pesos (35 mil dólares) en el mercado chino. Apenas anunció la empresa que colocará 200 mil unidades en venta. El método fue ofrecerlos en su sitio de internet. En tres minutos se acabaron. 

Xiaomi había tenido un gran éxito con su primer modelo, un auto parecido a un Porsche Taycan de cuatro puertas. Lo interesante es que el líder de la empresa, Lei Jun, propuso al gobierno chino el proyecto,  tuvo apoyo y financiamiento para construir una de las fábricas más modernas y automatizadas del mundo. Mientras eso sucedía, en EE.UU Apple renunciaba a un proyecto de producir autos eléctricos. No encontró forma de competir.   

Los especialistas del mundo automotriz dicen que el YU7 va a desplazar al modelo Tesla Y fabricado en Shanghai. La ventaja de Xiaomi y de BYD en la tecnología y desarrollo de autos ha dejado atrás a todas las marcas norteamericanas y europeas. La distancia la podemos medir en el tamaño de los aranceles que imponen los norteamericanos del 100% y los europeos de más del 38% para protegerse de una derrota segura.  

Las lavadoras de GE, por más tecnología que les pongan, seguirán compitiendo con Samsung y LG, son artefactos de entre 500 y 1000 dólares.  La historia de hace unos diez años decía  que los chinos seguirían fabricando lavadoras baratas y los norteamericanos mantendrían su liderazgo con tecnología de avanzada. 

Estados Unidos pone aranceles al acero del 50 % porque tiene que defender una industria metálica que, sin barreras, se exterminaría en un año contra la producción de otros países. Este mes el precio del acero rolado en caliente cuesta un promedio de 375 dólares la tonelada en China y más de 960 en EE.UU, según la publicación “Steelbenchmarker”. 

Cualquier auto norteamericano comparable con el Xiaomi YU7 vale más de 65 mil dólares, por lo menos. Nunca antes una automotríz vendió 200 mil autos en 3 minutos y menos inventados y fabricados por un fabricante de teléfonos celulares. 

Un experto norteamericano del mundo automotriz dice que su país se esconde ante el mercado, que se mete en un clóset mientras los chinos avanzan sin parar. Quien no compite se atrofia al tiempo. La riqueza de EE.UU puede venir de la alta tecnología, de la AI, de la investigación y desarrollo en medicina, biotecnología, industria aeroespacial, de comunicaciones y de aviación, por ejemplo. Ni lavadoras, planchas o televisiones generarán el empleo de calidad que necesita un país tan rico. La planta en Kentucky sólo dará empleo de mediano ingreso a 800 personas. BYD, lo hemos comentado, tiene más de 100 mil ingenieros inventando el futuro del mundo desde China. 

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