Desde siempre hubo gente en el seno del Partido Acción Nacional que no vio en Diego Sinhue a un militante en el que se pudiese confiar a plenitud. Algo tenía que no convencía en su compromiso con los ideales partidarios. Hoy vemos el escándalo que ha provocado su destierro dorado, fingiendo ser turista cuando en realidad se ha mudado a vivir a una casa prestada o rentada por una empresa relacionada con un importante contratista del gobierno de Guanajuato. Así, el exgobernador habita en una de las zonas más fifís de Texas: Woodlands.

Descubierto el intercambio de favores por POPLab, un laboratorio guanajuatense de periodismo de investigación, el exgobernador ahora da bandazos para explicar los beneficios sospechosos de que goza para darse buena vida en el extranjero. Pero, por los indicios aportados, todo indica que abusó de su poder y negoció un jugoso usufructo sobre la lujosa propiedad, a cambio de la entrega de jugosos contratos. Es un émulo de Peña Nieto y López Beltrán… faltaba un panista. El cohecho o la concusión penden sobre su cabeza.

Un poco de historia. Rodríguez Vallejo recibió su curso intensivo en las malas artes de la política siendo diputado de la LXII Legislatura Federal (La peor en la historia parlamentaria del PAN), al lado de Luis Alberto Villarreal, Ricardo Anaya, Juan Carlos Muñoz, Jorge Villalobos y Fernando Larrazábal, entre otros. Marko Cortés le cargaba el portafolio a Villarreal en aquel entonces. El coordinador del PRI, Manlio Fabio Beltrones, fue quien les enseñó cómo enriquecerse desde el poder. Primero se aprobaron un fondo de “apoyo parlamentario” de 20 millones para cada congresista, y luego cobraban comisión a las alcaldías de sus distritos por “bajarles” recursos. Ya entrados en negocios, algunos se involucraron con casineros para obtener los permisos de las casas de juego y ser socios de ellas.

Por su grisura, ninguno de sus compañeros pensó que la carrera política de Sinhue llegaría lejos, salvo Miguel Márquez, entonces gobernador de Guanajuato, quien hiló fino para designarlo e imponerlo como candidato a gobernador, por puro dedazo. Se privilegió la lealtad sobre la meritocracia.

Me detengo en esta parte de la historia, para proponer una reflexión: constantemente, algunos panistas de viejo cuño han insistido tercamente en la necesidad de regresar a las elecciones internas, en lugar de utilizar la designación autoritaria para seleccionar candidatos. Pero en Guanajuato ya se había roto la sabia práctica que había diferenciado al PAN de los priistas. Márquez y luego Diego Sinhue usaron el dedazo para nominar a sus herederos. Fíjense bien: la denuncia de corrupción por el uso de la casa en Texas y la tóxica relación con un contratista consentido del anterior gobierno, entrampa a su sucesora. ¿Cómo investigar a quién, por sus pistolas, la nombró candidata a la gubernatura? ¡Que diferente serían las cosas, si Libia hubiera pasado por el tamiz de una elección interna! Lo mismo sucede con Márquez. ¿Qué no se dio cuenta de las limitaciones intelectuales de su discípulo traidor? Porque él es el culpable directo de que hayamos padecido a Diego Sinhue. Con elecciones primarias hubiera sido diferente. Ahora cargará por siempre con esa culpa. 

¿Ya ven? La insistencia en imponer procesos democráticos no es solo una moda doctrinaria, sino una receta de buena praxis política, que legitima candidaturas, pero también elimina culpas innecesarias. Se les advirtió a tiempo, pero la soberbia impidió que actuaran con decencia y apego a los principios panistas. 

Los acuerdos con contratistas y empresarios, son el modus operandi de los políticos corruptos de todos los partidos. La entrega de contratos por 2,800 millones de pesos a la empresa Seguritech parece pactada acordando beneficios personales: una vivienda pomposa en el extranjero, una empresa inmobiliaria, un hotel y una parcela vitivinícola. Es lo que sabemos hasta ahora. De esa manera, el burdo funcionario mágicamente se transformó en empresario y fuma puro.

Y sigue la mata dando. Llama la atención que se trata de las mismas conductas denunciadas en contra de gobernantes panistas de la delegación Benito Juárez de la Ciudad de México: el cártel inmobiliario. Permisos para sobrepasar las normas de construcción, contra entrega de departamentos y condominios mediante prestanombres, para los funcionarios azules.  Otra vez, la huella de los corruptos del PAN, tanto en CDMX como en Guanajuato. La estirpe generada en la LXII Legislatura continúa esparciendo sus venenos en el cada vez más restringido territorio panista. Son una vergüenza.

 

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