REPÚBLICA DESTRUIDA
“Un régimen que, a los defectos del PRI, suma una inédita vocación totalitaria, consumará la ejecución de la república. ¿Cuánto tiempo, esfuerzo y dolor llevará restaurarla”.
Enrique Krauze, Monterrey, NL.
Puede preguntar a quien quiera y nadie le podrá dar una respuesta razonable de por qué votar en la elección judicial del próximo domingo. En Nuevo León el gobierno presiona a los funcionarios públicos y a todo aquél que vive de un ingreso del erario para que participen el próximo domingo con su voto. Con el voto inducido, por supuesto.
Para acercar a los jueces de Movimiento Ciudadano, tuvieron la idea de hacer “acordeones” con instrucciones para elegir. Un fraude electoral por donde quiera que se le vea. Una presión o coacción del voto que en otra época hubiera sido denunciada por todo lo alto y a todo volumen por quienes hoy gobiernan. El periódico El Norte denuncia que los secretarios encabezan el operativo acordeón, primero con la fraudulenta “capacitación” de empleados en oficinas públicas y luego en domicilios particulares.
Los delitos electorales eran sancionados hasta con cárcel en otros tiempos, ahora el acarreo y la presión oficial tratarán de evitar el enorme abstencionismo que se espera.
Samuel García, gobernador emecista, resultó un camaleón. Su alineamiento con el oficialismo federal muestra que su partido en realidad no es de oposición.
Preguntamos a algunos regiomontanos sobre el tema de la elección y parece que nadie está enterado de qué se trata o para qué servirá. En el fondo la legislación que creó este enredo pertenece a la herencia autoritaria de López Obrador. No quería jueces libres. La Presidenta Claudia Sheinbaum, los morenistas, gobernadores, diputados y senadores, no pueden justificar con alguna razón válida lo que es un despropósito. Jugar a que el Poder Judicial dependa de la presunta popularidad de los candidatos a ministros, magistrados y jueces, creará problemas para todos.
A la fecha no tenemos idea de quiénes son los candidatos que aparecen en la boleta. Nadie, medianamente informado o muy informado, tiene noción de quiénes son los mejores y quiénes los peores. Sería más fácil elegir la alineación de un equipo de fútbol de barrio que votar por no sabemos quién el próximo domingo.
Donde no hay presión oficial y acarreo será una total abstención. El ejemplo será Guanajuato. La legitimación nunca llegará porque el porcentaje de votos probablemente no rebase el 10% del electorado, salvo en lugares donde el espíritu del PRI reencarne en el acarreo y el fraude electoral.
De un solo golpe perdemos dos pilares básicos de la República: la independencia del Poder Judicial y la imparcialidad del INE. Con los datos de interferencia de Samuel García sería suficiente para anular los comicios, o hacerle un juicio político al gobernante naranja. Pero eso no sucederá porque en México la república dejará de existir cuando todo quede centralizado, de nueva cuenta, en el poder presidencial.
La democracia no es invento inútil, tampoco es una forma de gobierno blandengue o incapaz de dar buenos resultados a la población. Hay democracia en monarquías, en repúblicas y en el funcionamiento de instituciones empresariales o en las mismas organizaciones donde muchos participan o son socios. La democracia es dialéctica, tripartita e institucional. Es el mejor modelo para ampliar libertades y permitir la evolución social. Como dice Krauze, tendremos que luchar mucho para restaurarla.
