Los sueños son tan reales, son un mundo alternativo que nos brinda las mismas sensaciones y certezas. Muchas veces, he despertado en medio de una pesadilla para comprobar con alivio que estaba soñando. Me cercioro de que esa realidad incierta ha desaparecido, de manera etérea se ha desvanecido dejándome solo el efímero sobresalto que va desapareciendo en los minutos, regresando a contratiempo a ese lugar onírico sin una ubicación tangible.
Anoche te soñé a ti, a la que eras, y en esos minutos que duró la historia, volviste a ser la que quiero y la que extraño. A estas horas de la tarde, ha transcurrido el tiempo y solo quedan pinceladas desdibujadas, una acuarela que se vuelve cada vez más tenue. Sin embargo, ese sentimiento de ti se quedó anclado en ese punto de mi corazón, en el sitio en el que has estado instalada desde nuestros principios.
No me es posible cruzar esa frontera que se difuminó y perdió sus contornos en los que creí volver a encontrarte, me es difícil adaptarme a estas reglas, a esas normas que me rigen sin estar escritas. Sé también, que es cuestión de días, o de horas tal vez, en que esa que solías ser, la que irrumpió mientras dormía, se retire como la resaca mar adentro. Y yo, me quede solo con la sensación de tus manos que también desaparecerá con los nuevos sueños. Aunque es posible, porque suele pasar, que no llegues tú, y mi pared se cubra con nuevas tonalidades, y pudieran ser tan vacías y banales que simplemente no las recuerde.
Me cubre un velo silencioso, como si me escondiera en un banco de niebla espeso, y yo jugara a confundirme con las nubes y mi pensamiento se volviera líquido como la lluvia. En esos lapsos callados, me aferro inútilmente a unos ojos, a un abrazo a una sonrisa.
Aquí en esta realidad, se encuentra la que hiere, la que impone, la que juzga, la que recolectó, tal vez sin querer, abalorios como el cangrejo y los porta como cosa suya. Porque esa evolución de la que nadie puede escaparse tontamente creyó hacerte más fuerte, más apta para sobrevivir. Y lo más absurdo pienso ahora, es que conmigo ocurrió exactamente lo mismo.
Pero el sueño volverá, si no es ésta, será otra noche o la semana siguiente, y nos veremos, no las que somos sino las que fuimos. Nos reconoceremos y sin juicios nos diremos que el amor es el mismo, y aunque la acuarela pierda sus tonos con las horas, tú y yo recordaremos los auténticos colores.
