León tiene hoy en el agua su principal restricción, en cuanto al medio ambiente. Migrada de la manufactura a los servicios, la “ciudad de los cueros”, tiene enormes “pasivos ambientales” en el agua, en el suelo y en el aire. Con inversiones térmicas y contingencias ambientales iniciamos el 2025 en este todavía hermoso valle que congrega nuestras historias.
Este terruño es hermoso aun con todos sus problemas, pero el tamaño del desafío es enorme. Con los fríos y las fiestas de fin de año, las “inversiones térmicas” con su mala calidad del aire, se incrementan en nuestra ciudad.
La ciudad amanece frecuentemente con capas de contaminantes, de acuerdo a las estaciones de monitoreo y es suficiente mirar la ciudad desde una parte alta en las primeras horas del día para comprobarlo.
Las bajas temperaturas provocan inversiones térmicas que estacionan los contaminantes en la atmósfera y que, junto con las fogatas, se suman a las que siempre provocamos con fuentes fijas (vehículos) y móviles. Además, el comportamiento de los contaminantes que son transportados en el aire, como esquilmos del campo, residuos de chimeneas, salidas de calentadores de gas, dan en conjunto toneladas de bióxido de carbono que provocan al final, enfermedades respiratorias. La problemática del aire en León es crítica y poco es lo que hemos hecho como gobierno, sociedad y empresas, en tanto no haya multas fuertes por incumplimiento de la normatividad, los ciudadanos no obtengamos incentivos fiscales y el gobierno no complemente el esquema de multas con el de premios.
La verdad, es que somos muy dados a quejarnos y poco a actuar para comprometernos en solucionar este enorme problema que afecta la salud.
Pero como la realidad es percepción, y no se cuenta con mediciones independientes sobre los niveles de contaminación del aire, es necesario miradas ciudadanas sobre el problema del aire.
Aunque el agua ha ocupado la atención de la ciudadanía por su escasez y contaminación de cuerpos de agua, paulatinamente el aire es ya una preocupación ciudadana, dado el incremento del parque vehicular, la dimensión de la industria -incluidas ladrilleras-, y más recientemente, de los incendios industriales.
Las concentraciones contaminantes son las partículas PM2.5, que se pueden acumular en el sistema respiratorio y están asociadas con el polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas, cemento y polen, entre otras.
El objetivo del sondeo municipal que hice hace dos años y que publico en este espacio, fue determinar la percepción que tiene la población de León sobre la contaminación del aire.
Respecto a la pregunta “¿Cuál de los siguientes problemas ambientales considera que es el más grave de todos?”: “La contaminación del agua” (27 %) “la del aire” (32 %) “la del suelo” (9 %), “la basura” (27 %), “ruido” (3 %), “contaminación visual (1 %), “otros” (2 %).
La gente respondió que la principal es el aire. Otras preguntas han sido: “¿Considera que la problemática de la calidad del aire en León es”: Muy grave” (25 %) “grave” (32 %) “preocupante” (37 %) “poco preocupante“ (4%), “no nos debe preocupar (2 %), lo que muestra que la percepción ciudadana identifica al aire como un problema que debemos atender. A la pregunta “¿Qué debería hacerse para mejorar la calidad del aire?” “Nada” (5 %), “usar menos el automóvil” (24 %), “denunciar hechos” (20 %), “leyes más fuertes” (31 %), “fomentar el transporte público” (18%).
En cuanto a las acciones ciudadanas para participar, encontramos propuestas como: reforestar masivamente, denunciar la tala de árboles, incrementar las multas a empresas, cerrar las ladrilleras, obligar a la verificación vehicular, entre otras.
Estos resultados nos muestran ya la percepción ciudadana sobre el tamaño del problema. Tendremos mucho que hacer: formar recursos humanos, generar redes de acción, promover leyes, educarnos todos en nuestros hábitos.
Considero que para tener éxito un programa gubernamental se requiere del liderazgo y aceptación social de los funcionarios que conducen los programas, también de la prioridad presupuestal hacia las problemáticas clave (no hay dinero que alcance) y de la capacidad del equipo técnico que instrumente. Externamente, depende de la gravedad de los aspectos críticos ambientales a solucionar y de las redes colaborativas para hacerlo realidad.
El aire que respiramos 20 veces por minuto es malo en estas épocas y esto incrementa los riesgos de salud, pues queremos que sea maravilloso el futuro para nuestra descendencia.
