El abrazo, el cariño, la fraternidad, son el inicio de la reconciliación, de la concordia entre las personas y comunidades que se han dividido. No hay otro camino hacia la construcción de una sociedad más justa, que tener cubiertos los básicos económicos y sociales para todos. Se logra la paz cuando hay justicia y se comparte la riqueza solo cuando ésta se genera. Estos fundamentos universales han permitido que la humanidad haya conocido sociedades prósperas.
Pero cuando existe odio, división, los países han tenido sus peores historias. México lo ha vivido. En las pugnas entre liberales y conservadores se han dado nuestras guerras, invasiones de extranjeros y en una ellas, perdimos la mitad del territorio nacional. Son lecciones históricas, de vida. Cuando líderes convocaron a que una fracción exterminara a la otra, solo obtuvimos catástrofes y traumas nacionales como el perder la guerra con los Estados Unidos.
Desde hace cuatro años, nuestro presidente AMLO ha convocado a la guerra entre liberales y conservadores. Al ataque sistemático, con todos los recursos del Estado mexicano, contra sus adversarios, sus contrarios, sus enemigos. Y al mismo tiempo, ha ofrecido abrazos y dado la mano al crimen organizado, teniendo como estrategia el evitar confrontaciones con ellos; todo lo que conocemos como la política de “abrazos no balazos”. Militarizar la vida nacional, abrazar al crimen, atacando a sus opositores, ha creado el mismo escenario histórico: dividir el País entre liberales y conservadores, en una combinación muy arriesgada para tener de su lado a muchos demonios.
Los números de la terca realidad son desalentadores para el futuro. Nunca tuvimos -de acuerdo a los datos confiables del Inegi. Coneval y Banco de México-, peor historia en muertes violentas, desabasto de medicinas, pobreza y recesión. Pero somos una minoría que sabe de los “datos duros”.
Las mayorías confían en AMLO como el que tiene “otros datos” de la realidad para convencerles de que nunca estuvo el pueblo más feliz. Las victorias de su partido Morena en las zonas de mayor control del narcotráfico y de pobreza, el creciente poder económico del ejército y el avance del proyecto de la 4T, son enormes, frente a una oposición inexistente que por décadas perdió las oportunidades de gobernar para las mayorías solo mirando a las minorías y que hoy solo sabe atacar al Presidente, olvidándose de proponer plataformas alternativas viables.
No es bonito leer el l informe del Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos que indica que los cárteles han fortalecido su arraigo en el territorio nacional A cuatro años de que el presidente AMLO se comprometió a hacer de México una sociedad más justa y pacífica con su estrategia de “abrazos, no balazos” y la cooperación entre EU y México es mínima, como lo expresa el informe del Congreso norteamericano.
El documento titulado “México: Crimen Organizado y narcotráfico”, elaborado por el Servicio de Investigación, advierte que el Gobierno federal no ha debilitado efectivamente a los grupos criminales, sino que los ha hecho prosperar, pues ha evitado acciones policiales a gran escala contra los cárteles y mantiene todavía a las Fuerzas Armadas mexicanas realizando tareas de seguridad. El Informe reseña las continuas revelaciones de actos de corrupción de los más altos niveles, incluidos funcionarios públicos, políticos de Morena y miembros de las fuerzas policiales, con los grupos criminales, y su aparente control del territorio mexicano.
La percepción ciudadana en las encuestas nacionales refleja que se incrementa la sensación de inseguridad, al mismo tiempo que la gente sigue manteniendo confianza en el presidente AMLO, aún con todos los malos resultados numéricos que ha tenido. Para cumplir el principio de tener una sociedad más justa, se requieren nuevas leyes acordadas por todos los partidos y la participación de las clases medias e incluso de las élites. AMLO no logrará mucho si continúa con la descalificación a las clases medias y los ataques a las clases altas, que al final son quienes dinamizan la inversión.
Morena volverá a ganar en el 2024 las elecciones presidenciales y seguramente la estrategia de “abrazos no balazos” se replanteará, -pues medida por el incremento de los muertos y las continuas masacres, fracasó- con solo abrazos. Los abrazos sirven mucho. Son necesarios, pero, para que el Presidente los ofrezca también a los profesionistas, a los emprendedores, a los inversionistas, a sus opositores, a todos quienes también son indispensables junto al pueblo, para construir un País donde todos, nos volvamos a dar ese abrazo.
* Consejero local del INE
