Bucaramanga fue un laboratorio de buen gobierno para un empresario constructor en Colombia. Rodolfo Hernández, de 76 años, compite por la presidencia con su hoja de buenos resultados. Dice que su ciudad de 500 mil habitantes fue un “laboratorio” de buena administración sin corrupción que puede modelarse para aplicar su receta en todo el país.
Imaginar cómo podría ser Guanajuato como modelo de buena administración para todo México es un buen ejercicio. Sobre todo cuando vemos los pobres resultados del Gobierno federal en la administración de nuestros recursos. Aquí, la falta de competencia con los opositores de Morena y los demás partidos, hace que en el PAN y el gobierno estén confiados o en “zona de confort”.
Así que para transformar al estado en un modelo nacional, el PAN podría reinventarse como institución. Esto sería, tener vida propia con propuestas, actividades, capacitación e interacción permanente con sus bases. Y vaya que Guanajuato tiene la más amplia proporción de votantes azules. Si el PAN de León y luego el de toda la entidad fueron artífices de la alternancia en 2000 con Vicente Fox, nada impide que surjan de sus filas jóvenes líderes que aspiren a más.
En pocas partes del país hay un rechazo tan grande a las políticas federales como en Guanajuato. En Nuevo León o en Jalisco, zonas de empuje industrial y comercial, también hay rechazo al populismo de Morena. El problema para Acción Nacional en esos estados es que perdió el piso desde hace años.
Al principio del siglo, cuando Fox logra la presidencia, en Nuevo León gobernaba Fernando Canales Clariond; en Jalisco, Alberto Cárdenas y en Guanajuato, Juan Carlos Romero Hicks. Todos panistas. Sólo en nuestro estado permanece invencible el PAN. El blanquiazul se desdibujó en la última elección de Nuevo León donde quedó tercero y en Jalisco no aparece con mucha intención de voto.
Si el PAN quiere tener la seguridad de la permanencia durante más sexenios, tiene que transformarse y abrazar de verdad la democracia, esa que tanto tememos perder si, por ejemplo, desaparecen al INE. Con elecciones primarias, con fortalecimiento de su padrón y una vida más intensa de debate y participación, el PAN podría dar ejemplo nacional. Hay miedo de soltar el control, de que grupos o personas ajenas al cuadro básico hagan ruido.
El peligro para el partido es que surja un buen líder en otra organización o uno independiente que convenza como lo hizo Jaime Rodríguez, “El Bronco” en Nuevo León.
Rodolfo Hernández, el candidato colombiano no ha necesitado de partido ni de alianzas ni de grandes recursos. Cosecha simpatías a través de las redes sociales y los medios tradicionales. Su apuesta es parar a Gustavo Petro y sus propuestas populistas. Las elecciones serán en mayo y mucho puede pasar aunque hoy esté en desventaja.
La opinión pública puede cambiar en pocas semanas.
El poder no está escriturado a ningún partido, ni siquiera a quien vive hoy en Palacio Nacional o a Morena, menos a un proyecto llamado 4T que aún no sabemos en qué consiste. En nuestro estado, el mayor aliado del PAN es la propia federación y su falta de resultados pero la compra de voluntades a través de clientelismo puede hacer mella. La competencia de dádivas la gana López Obrador por el tamaño de su presupuesto que puede ser mayor a los 11 mil millones de pesos sólo en Guanajuato.
Como el viejo PRI, Morena sabe a la perfección el guion de intercambiar dinero por votos. En eso están, por eso sería bueno que el blanquiazul se transforme antes de que suceda algo que pueden lamentar.
