En una reunión en la que se repartieron botellas de agua, una chica pidió si le podían llenar del garrafón de la cocina el termo que traía. Esta petición llamó mi atención y le pregunté a qué se debía su actitud. Ella contestó que era bióloga marina y que era parte de su contribución con el mundo para evitar la contaminación que está destruyendo al planeta. A raíz de esa experiencia empecé a notar que muchas otras personas jóvenes cargaban siempre un termo en su mochila para evitar el consumo de botellas. La juventud parece estar más consciente de los daños a la naturaleza y son más responsables de ello. Para contribuir con mi granito de arena decidí unirme a esa estrategia de no contaminación y ahora procuro llevar mi termo a todos lados.
Aunque ahora leemos especificaciones en algunos envases que dicen: “Hecha de otras botellas” “material biodegradable” y cosas por el estilo, es algo que no podemos comprobar pero que aliviana la conciencia en el cuidado del medio ambiente. Aquí es cuando cabe la pregunta ¿Qué es el “Green washing” conocido en español como “lavadero verde”? Se le llama así cuando una empresa o institución se aprovecha del consumidor haciéndole creer que su producto es amigable con el medio ambiente, es sano y nutritivo, pero en realidad no lo es. Se vende como “verde” apoyándose en etiquetas y publicidad que sugieren que lo es, pero ciertamente es un engaño al consumidor. Muchas veces las etiquetas del producto llevan la reseña de ecológico, biológico u orgánico, así como sus abreviaturas habituales («bio», «eco», etc.). En Europa estos términos fueron protegidos para que no sean utilizados de forma fraudulenta en productos alimenticios que no lo son realmente.
Las empresas conocen las inquietudes mundiales tales como las mega tendencias del Foro Económico Mundial que marca la agenda de Davos 2021.Los temas predominantes fueron las Energías limpias, Primero la naturaleza, Cambio climático, Aumento del nivel del mar y Participación ciudadana. Por estas inquietudes y demandas de consumidores muchas empresas aparentan satisfacerlas. McDonalds es una empresa que ha sido acusada de malas prácticas promoviendo “popotes sustentables” que luego admitió que no se podían reciclar. Además de dejar su original color rojo por el verde para parecer amistoso con la naturaleza. Las rasuradoras Bic ecolutions con mango verde bioplastic no son biodegradables pero las palabras e imagen de la tierra y naturaleza que proyectan, resultan engañosas. Cada vez más productos se pintan de verde vendiendo “frescor” y alarde de su contribución para no afectar el deterioro del planeta, pero distan mucho de la realidad. Las empresas deben encontrar su crecimiento económico sostenible sin impacto ambiental.
El consumidor es cada vez más consciente y sensible con el cuidado del medio ambiente y se preocupa por tener hábitos saludables. Así también quiere contribuir con el cuidado del planeta y lo manifiesta al escoger un producto. Las marcas que logren empatizar con sus demandas serán las ganadoras.
