Hoy que tome el avión a Nueva York, a ver si no le cobran exceso de equipaje a Andrés Manuel López Obrador. Y es que el Presidente irá cargando con el escándalo de posible corrupción de la ex secretaria de Turismo capitalina.

Si bien Claudia Sheinbaum se apuró a aceptarle la supuesta renuncia, la realidad es que eso no exime a su gobierno de la sospecha, dado que Paola Félix Díaz iba viajando con el productor teatral al que le dio un millonario contrato para el desfile del Día de Muertos.

Difícilmente la Jefa de Gobierno podrá desentenderse del problema encogiéndose de hombros, como acostumbra a hacer cuando algo le incomoda. Porque el problema no es nada más la falta de austeridad por volar en un avión privado, que es hacia donde lo quieren enfocar las autoridades. En el fondo lo que hay (o puede haber) es un grave caso de conflicto de intereses, por decir lo menos.

Así que si el Presidente quiere ir a la ONU a pontificar sobre la corrupción, lo lógico sería que la fiscal Ernestina Godoy se pusiera a investigar la turisteada de la ex titular de Turismo.

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Ahora sí le dieron a los duros del PAN donde más les duele: en el dogmatismo. Y es que ayer se registró un interesante y muy necesario movimiento dentro del CEN, con la creación de una secretaría para ponerle atención a los asuntos de la diversidad sexual.

La propuesta de la Secretaría de Igualdad y Desarrollo Humano fue de la diputada Kathia Bolio, quien fue la que impulsó la iniciativa del matrimonio igualitario en Yucatán, que ya es ley. Cuentan que el ala dura del panismo, los yunquistas, intentaron frenar la nueva secretaría, pero al final se impuso una razón poderosa: estamos en el año 2021.

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Apenas el 18 de septiembre, el general Luis Cresencio Sandoval aseguró que en México no se producía fentanilo y que el país sólo era usado como paso para esa peligrosa droga. Pero la realidad es necia y las propias Fuerzas Armadas acaban de dar a conocer que encontraron y desmantelaron un laboratorio, en el que fueron incautados 118 kilogramos de pasta de fentanilo. Se calcula que el decomiso equivale a la friolera de… ¡970 millones de pesos! Los abrazos siguen sin dar resultado.

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La semana inicia con una pregunta inquietante: ¿de verdad Andrés Manuel López Obrador se atreverá a meter a la cárcel a Ricardo Anaya? El asunto va mucho más allá de lo jurídico, pues el eventual encarcelamiento sería la confirmación del uso del sistema de justicia para satisfacer los apetitos personales del Presidente… por si alguien todavía tenía dudas de que algo así ocurría en México. Viendo que el nicaragüense Daniel Ortega “ganó” (entre dos grandes comillas) las elecciones con más de 150 políticos opositores presos, el presidente mexicano debería aclarar si realmente quiere unirse a tan selecto club.

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