La Cuarta Transformación va, en ocasiones lentamente, en otras a una gran velocidad, en contra de la historia y hasta del probado realismo humano; porque tiene prisa para imponernos sus criterios y sus dogmas.Ajustar a los mexicanos a todo ello, le urge, ya que ahora tiene el poder en dos manos.
En ese desesperado empeño los izquierdistas se han unido al amparo del actual caudillo para buscar la exaltación de sus héroes y hasta imponer cierto dogmatismo que en la realidad choca con la ciencia.
Borrón al día de la Raza o Hispanidada porque, afirman,esas exaltaciones resultan ofensivas toda vez que los españoles no fueron civilizadores, sino explotadores por lo cual AMLO reclama que España le pida perdón a México.
Pero en tanto eso no ocurre, para llenar el vacío de tal fecha y en afán de que se olvide, el oficialismo imperante, desde distintos ámbitos y para resaltarlo mayormente, en la tribuna de la Cámara de Diputados, le rindió un homenaje al Che Guevara.
Se entroniza al guerrillero, elogian sus afanes,lucha y los proyectos que dicen visionaba son llevados a la ponderación más elevada. Si no hubiera muerto y sus triunfos se hubiesen coronado, no únicamente Cuba, sino Africa, Bolivia y Sudamérica toda hubiesen entrado en la ruta de la justica no socialista ni comunista, sino guevarista, ya que el Che, para sus exaltadores, era redentor cabal.
Cuando los gobernantes y los científicos se tornan dogmáticos pierden la razón esecial de su ser. Se apoderan de la verdad de la cual se proclaman dueños@ absolutos. Solamente ellos y ellas conocen las profundidades del pasado y los secretos del porvenir.
Por eso López Obrador, Presidente, ordenó que, desde el Senado de la República, se cambiara esa fecha, 12 de Octubre, a una nueva y muy clara denominación: “Día de la Nación pluricultural”. Apoco ese término no está del todo inadecuado; pero luego viene un golpe a la ciencia cuando el Mandatario -recordemos que el Mandante es el Pueblo-, afirma: “Estoy de acuerdo con el argumento de Beatriz ( o sea su esposa), si no hay razas, es inconcebible el racismo”.
Lo que la señora Beatriz Gutiérrez Muller, había postulado, fue que “las razas no existen, hay culturas”.
Seguramente la ilustrada dama ha profundizado en la invesrigación científica al respecto y por lo mismo arribó a tal conclusión, pero en esos terrenos repetimos que el dogmatismo resulta temerario ya que dichas tareas no son siempre y totalmente concluyentes, sino que resultan caminos para ir al fondo de la prehistoria y hasta de la protohistoria en donde los secretos nunca se acaban; además depende de lo que se quiera denominar por raza, si son sus características, conformación, genes, claro que las hay y continuarán existiendo, cruzándose o si se quiere decir mezclándose por siglos en todos los puntos de la tierra
Ese genio que fue José Vasconcelos, quien por cierto desde la entonces Secretaría de Educación, en epoca obregonista, promovió el Día de la Hispanidad, ese oaxaqueño enorme pretendió asomarse al futuro con su obra “La Raza cósmica”.
Trabajo visionario, a muchos siglos de distancia, para pensar que se daría una síntesis podría lograrse a una raza universal. Fue, si se quiere, un sueño del gran filósofo y político, que no se ha dado y es seguro que tampoco se va a lograr ya que los grandes, pequeños o diminutos agrupamientos humanos cobran sus características hasta de donde tienen su asentamiento; pensar que los noruegos, japoneses, chinos, rusos y de mucha más latitudes no son una raza, se antoja criterio escaso de ciencia y dogmátismo absurdo.
En México, caminamos lentamente hacia la “raza cósmica”, pero la síntesis se ve aún lejana, casi hasta el infinito.
La cultura, que ciertamente es diversa, permea y nutre a todos los pueblos y a las razas, pero no es su esencia, sino una forma de y para vivir.
