Según la intención de la Organización Mundial de la Salud, la vacunación debería ser primero para los países pobres, aquellos que tienen menos con qué defenderse del COVID-19. En México, nos dijeron, los adultos mayores estarían protegidos en marzo. Ninguna de las dos cosas sucederán. 

En el Reino Unido ya vacunaron a más de 4 millones de personas entre el personal médico y adultos mayores de 70 años. Van a buena velocidad si consideramos que su población es de 68 millones. En Estados Unidos rebasaron los 10 millones vacunados, un 3% de su gente en la primera toma, sin embargo Joe Biden, quien mañana arranca su cuatrienio, promete vacunar a 100 millones en 100 días. Un compromiso alucinante. Israel ya tiene protegido a uno de cada cuatro y países ricos como los Emiratos Árabes terminarán en poco tiempo. 

En la CDMX, la jefa de Gobierno  Claudia Sheimbaum dice que el 90% del personal de salud ya recibió la primera dosis de la vacuna. En el resto del país no sabemos cómo van, pero en Guanajuato no llega al 50%. Así que en el país “todos somos iguales”, sin embargo hay otros más iguales, como los llamados “Siervos de la Nación”, que más bien son agentes políticos brigadistas del partido Morena. Ellos, que van de mirones a la vacunación portando sus chalecos distintivos nada tienen que aportar salvo información de los “beneficiados” con la vacuna. ¿Cómo es posible que jóvenes con bajo riesgo de contagio tengan preferencia sobre el personal médico de miles de instituciones privadas grandes y pequeñas? De un plumazo el Gobierno  los convierte en parias, en ciudadanos de segunda. Ellos que entregan igual su vida por salvar y sanar. Un médico, una enfermera de una pequeña clínica privada o un neumólogo con su práctica privada no tienen acceso a lo que un simple testigo de piedra mal llamado “Siervo de la Nación”. 

Todos quienes producen, pagan impuestos y aportan su trabajo al país son los verdaderos servidores y siervos de la Nación. ¿Qué dirán los doctores del Seguro Social que se parten el cuerpo y el alma para atender el río de enfermos y aún no tienen la vacuna?, ¿qué sentirán los camilleros, choferes de ambulancias, laboratoristas y personal de apoyo en los hospitales? 

Los “brigadistas” recuerdan la separación de privilegios en países comunistas caribeños como Cuba y Venezuela. El Presidente dijo que habría 10 mil brigadas para llegar primero a los pueblos más lejanos, los más pobres, en una figura retórica imposible de cumplir en la realidad. Si Estados Unidos con todo su poderío y logística se atrasó en su programa, aquí tenemos un Gobierno mitómano prometiendo cosas que no se pueden hacer por decreto presidencial. 

Luego nos dicen que Pfizer atrasó la entrega de medicinas porque se van a repartir entre otras naciones pobres. Por lo que escuchamos y leemos en los medios internacionales la única preocupación de los políticos de los países desarrollados es cubrir a su población con la producción de sus laboratorios. China lo hizo desde hace medio año. 

Al paso de los días veremos conflictos por la distribución inequitativa, manipulada y desigual, como fue el caso de los “siervos”. Ya vimos a funcionarios abusivos, a youtubers presumidos y a políticos sin escrúpulos abusar de su posición. Eso creará enojo y repudio a Morena por tomar ventajas que sólo veíamos en el PRI autocrático. En fin. 

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