Soy un halcón de los déficits. No me gusta pedir prestado& pero el tiempo de pedir prestado, tal vez el único tiempo de pedir prestado, es cuando hay una crisis. Y esta es una crisis”. –Mitt Romney, Senador Republicano.
A los conservadores no les gusta tener déficits ni pedir prestado y menos a un senador republicano proveniente de Utah, estado del ahorro y la disciplina mormona.
La segunda ola del Covid pega duro a la economía norteamericana y todos saben que es tiempo de abrir la manguera del dinero o “aventarlo desde helicópteros” como decía el ex gobernador de la Reserva Federal, Ben Bernanke.
Después de la derrota de Trump los demócratas quieren abrir en grande la llave y aliviar el sufrimiento económico de millones de familias afectadas. Quieren echar a andar las empresas detenidas y entregar dinero directo a los estados y municipios para que inviertan en infraestructura, generen empleos y retomen el camino del crecimiento.
Hagamos cuentas sencillas: Estados Unidos produce 20 billones de dólares por año. Este año pudo caer un 10 por ciento como sucederá en México. Gracias a la intervención oportuna del Gobierno en el pico de la primera ola, la población no sufrió la hambruna ante el desempleo y se evitó la quiebra masiva de empresas. Los economistas prevén que la caída será del 5 por ciento. Primero inyectaron 2 billones de dólares y ahora discuten si debe ser otro par de billones.
¿De dónde vendrá el dinero? Para quien tiene la imprenta o la computadora que emite dinero digital no hay problema. La Reserva Federal y la inversión del Tesoro norteamericano salvaron de la Gran Recesión a Estados Unidos en la crisis del 2008. Fue un Fobaproa de 700 mil millones de dólares para que la banca resistiera y no se derritiera como sucedió con Lehman Brothers.
La Reserva Federal compró deuda de empresas y “extendió su balance” dando tremenda liquidez a la economía. En una crisis, como dice Mitt Romney, hay que pedir prestado para salir adelante. Nos pasa a todos: individuos, familias, empresas y gobiernos.
Pocos saben que el país más endeudado del mundo es China, le siguen Japón, la Comunidad Europea y Estados Unidos. Para ellos no hay problema porque sus deudas están en yuanes, yenes, euros y dólares. Todos tienen su máquina para emitir deuda. China no truena por su productividad, Japón y Europa resisten porque sus tasas de interés son negativas; a Estados Unidos no le pasa nada porque su respaldo es el ejército más poderoso del mundo y también tienen tasas de interés muy bajas.
La política de la 4T recuerda la receta de los doctores de hace dos siglos: si el enfermo estaba mal había que hacerle una sangría. El sangrado enfermaba más al paciente o de plano lo mataba. El “austericidio” de Morena hace que el país pierda un 5 por ciento más de su producción, y con ello cientos de miles de empleos. Literalmente hay una epidemia y no hay medicinas, ni apoyos a PYMES, ni apoyos directos al desempleo, ni ayuda a la clase media que debe consumir para reactivar la actividad económica. Sí, somos la economía del nini. “No hay, no hay”, decía Héctor Suárez.
