Efecto Placebo: Sustancia que carece de acción curativa pero produce un efecto terapéutico si el enfermo la toma convencido de que es un medicamento realmente eficaz 

Las cuentas del fracaso económico de la actual administración pueden verse ya en los números. Una caída del 18.9% en el segundo trimestre y probablemente un ajuste anual del 10% o más. El lado más oscuro de una recesión es la destrucción de empleo y empresas. 

El Gobierno Federal, ausente, deja a su suerte a decenas de miles de empresas pequeñas y medianas. Mientras otros países entienden que hay que utilizar todos los recursos habidos y por haber para salvar el empleo, en el país hay un desprecio total por la ciencia económica (y todas las demás).

La razón por la cual existe una gran masa de mexicanos que aún aprueba a López Obrador y su pretendida transformación es por un “efecto placebo”, un remedio eficaz para convencer a las masas, pero inútil en el alivio real de los males que aquejan al país. 

La sustancia que “carece de acción curativa” de los males que aquejan al país es el populismo. Todos los días los creyentes en polvos inertes se bañan en aguas purificadoras de la mañanera. Ahí la corrupción ha terminado, la economía se recupera, los bienes robados al pueblo se subastan y todo está bajo control. El Presidente exhibe los saqueos del pasado y acusa a los presuntos pecadores en público para cobrar facturas que guarda desde 2006.

El problema con los placebos es que, como no sirven, al tiempo su efecto sicológico termina en un malestar igual o peor que al inicio del tratamiento. Las historias falsas que acompañan y recubren la medicina inocua dejan traslucir con el tiempo la realidad. 

La errática administración no podrá sostener para siempre las contradicciones a menos que haya un cambio radical de rumbo, que no habrá. En 2021 Morena podrá mantener su mayoría en el Congreso gracias a los recursos que otorga a programas asistenciales. Para la segunda parte del sexenio las cosas cambiarán si los radicales de Morena avanzan en proyectos estatistas.

Pemex es una gran piedra en el camino; las pensiones crecientes ahorcarán al erario y la falta de productividad terminará por hacer inviable una reforma fiscal que ayude a crecer. Cuando terminemos el 2020 veremos que cada peso que teníamos para cada mexicano, a finales del 2018 se habrá convertido en 87 centavos. La cuenta es sencilla: el PIB se reducirá en un 10% y la población habrá crecido un 3%.

El placebo ya no tendrá el efecto de los primeros meses de Gobierno; grupos de población se rebelarán porque no ven sus demandas cumplidas. Como el gobierno no reprime a nadie, es probable que la economía sufra nuevos descalabros. ¿Cuánto cuestan ya los trenes atorados o la falta de medicinas en las instituciones de salud? 

La única forma de salir de la pobreza y avanzar en programas sociales es mediante el crecimiento económico. Cierto que debe repartirse mejor lo que se produce, pero si en lugar de que la cobija crezca se encoge, vendrán conflictos que no se remediarán con placebos. 

¿Qué nos espera? Preguntan amigos y familiares. La única respuesta posible es que serán años duros, pero todo pasará. Tendremos que estar preparados para enfrentarlos.  

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