Hoy se reúne la junta del Banco de México para decidir qué hará para apoyar la economía. En su pasada sesión sacó de la manga dos instrumentos: bajó las tasas medio por ciento y facilitó 750 mil millones de pesos a la banca nacional para mejorar su liquidez. Esperamos otra rebaja de medio punto para llegar a 5.5% su tasa de referencia.

Eso alivia la carga en el pago de intereses de las empresas y facilita el alargamiento de los plazos en las hipotecas. Ayuda a que el país no se atore por falta de dinero y se puede conservar más el empleo. Si los directivos del Banco de México comprenden bien la angustia de todos los negocios, deben volver con otra cantidad semejante o más.

La inyección de otros 750 mil millones a la banca representa un 3.3% del PIB nacional. Completarían 1.5 billones de pesos, el 6% del PIB. Lo tienen que hacer para que el país no se detenga y los bancos puedan prestar. Estados Unidos ya invirtió 3 billones de dólares (millones de millones) entre apoyos directos a empresas pequeñas y cheques de apoyo a las familias.

Una sobrina que vive en Dallas recibió 3 mil dólares en total, por ser una pareja con 2 niños. Jay Powell, jefe de la Reserva Federal, dice que un mayor estímulo fiscal “valdría la pena” para blindar la economía de un daño profundo a largo plazo, mientras el paisano Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, advierte que los niveles de deuda creciente, regresarían para amenazarnos, según la nota del reportero, James Politi, del Financial Times.

Powell dijo en el Instituto Peterson para la Economía Internacional en Washington:

A pesar de que la respuesta económica había sido oportuna y grande, podría no ser el último capítulo”.

Según el Financial Times, Powell cree que puede ser costoso pero ayudará a evitar el daño de largo plazo y dejaría una mejor recuperación. Si Powell cumple su idea, la inyección económica del Gobierno norteamericano llegaría al 30% de su PIB y la deuda podría incrementarse hasta el 130%. Sería algo para pagar durante varias generaciones, pero permitiría tener un despegue rápido de su economía post Covid-19.

Si el Banco de México vuelve a inyectar 750 mil millones mañana, aliviará mucho la desgracia económica en la que vivimos. Aún así el esfuerzo quedaría manco. Al país le urge el otro brazo para rescatar la economía de la depresión: el esfuerzo fiscal, ese que pichicatea López Obrador por dogmas que más bien salen de un libreto ortodoxo neoliberal, más que de la visión de un estadista.

Si hubiera un rescate de empresas y empleo, construiríamos un puente enorme para pasar por encima de las aguas turbulentas de la pandemia. Tardaríamos décadas en pagarlo poco a poco; la alternativa es revolcarnos en las aguas de un río que nos llevará al peor desastre económico de la historia nacional, a la depresión y pobreza durante generaciones.

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