Esta semana pasada, el miércoles 20 para ser más exactos, la SEP dio a conocer una propuesta “pedagógica”, con la cual, ante la opinión pública, rebasó por la derecha a la CNTE, quien, en el tema propiamente educativo, quedó entrampada en su rechazo, legítimo, por ,lo demás, de una evaluación espuria y punitiva: Dicha propuesta está constituida por propósitos educativos que nadie podría objetar, ya que plantea perfiles de egreso cuasi teológicos, algo a lo que nos tienen acostumbrados los “sublimes” discursos y políticas públicas en educación desde hace mucho. 

Sin embargo, esas tan buenas intenciones, de las cuales, como se sabe, está empedrado el camino del infierno, no son acompañadas por un plan de capacitaciones y actualizaciones de los diferentes actores educativos (no solamente de los maestros, sino de sus tradicionales capataces (supervisores y jefes de sector), y de sus muchas veces analfabetos educativos de sus jefes (los directivos y funcionarios de las secretarías de educación federal y estatales), quienes cubren dichos puestos como pago de sus trabajos electorales). 

La propuesta “pedagógica” de la SEP así vista, queda en un qué deseable, pero en un cómo incierto si no es que irrealizable. ¿Por qué? Por que los maestros, desde siempre, han sido cautivos de una política de imposiciones curriculares y metodológicas arbitrarias y de dudosa eficacia que, sistemáticamente les “cambian la jugada”, desmantelando y anulando la eficacia de sus estrategias, esas sí pedagógicas, pues les cambian y los obligan a operar, de manera obligatoria, nuevas y dudosas formas de enseñar para, de este modo y con toda la subrepticia mala leche del mundo, mantenerlos en un nivel deficiente de eficacia y, así, lograr tenerlos políticamente a raya, y culparlos de todas, todas en los medios, de la baja calidad educativa, de la cual, por los dispositivos perversos que hemos descrito, son poco, curiosamente, poco responsables. 

Volviendo a esas disneylándicas intenciones de la propuesta “pedagógica” de la SEP, es indispensable que se presentaran los tiempos y las formas con los cuales se asegurará la habilitación de todos los actores educativos, no sólo los maestros, para que dicha propuesta oficial no quede en atole con el dedo para la opinión pública, y en un nuevo garrote vil con el cual el gobierno le apriete el pescuezo a los maestros para que no se salgan del huacal. 

Por otra parte, es necesario que la CNTE responda a esa propuesta con una contrapropuesta que sí incluya los cómos, esto es, las maneras en las cuales pudiera lograrse que esos maravillosos propósitos educativos se realizaran, lo cual no implicaría que cayeran ni en la trampa de rechazarlos, lo cual sería insensato, ni en la de aceptar dicha propuesta como algo “pedagógico”, ya que no tiene pies, los cómos, con los cuales aterrizarse, a demás de seguir rechazando esa reforma laboral inadmisible para cualquier maestro consciente y con dignidad.

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