Sally Field estaba al borde de las lágrimas. Con la cabeza agachada, sacudía el pelo y se estrujaba los ojos … y después miró hacia arriba y sonrió.

“Así es como se hace,” explicó radiante la actriz de 69 años de edad, ganadora del Oscar en dos ocasiones. “Así es como se hace una actuación emocional. Nos entrenamos pero también escarbamos en nosotros mismos y aprovechamos nuestra propia vida.

“Estoy segura de que si pasara unos momentos escarbando, se lo podría sacar a usted,” agrega. “Todo el mundo tiene una tristeza interna en espera de ser descubierta.”

En “Hello, My Name Is Doris,” que se estrena en todo el país el 11 de marzo, Field interpreta a Doris Miller, empleada de oficina sesentona y excéntrica que se enamora de un compañero de trabajo más joven que ella (Max Greenfield).

Doris quiere a alguien que la sostenga. También está tratando de encontrarse a sí misma después de muchos años de cuidar a su anciana madre, que falleció recientemente. Para tratar de reestructurar su vida asiste a una conferencia de un gurú motivacional (Peter Gallagher) y les pide consejos a su amiga íntima (Tyne Daly) y a su nieta adolescente (Isabella Acres).

Empero, nadie sabe exactamente cuáles son las motivaciones de Doris, ni siquiera ella misma.

“Este personaje tiene problemas de personalidad,” señala Field. “No es que esté loca de remate, pero sí es muy tímida y tiene problemas graves. Ella está en un punto intermedio en la escala de problemas graves y simplemente extravagante.

“Eso es lo que me gustó de este personaje,” agrega la actriz. “Me encantó también que la película encuentra un delicado equilibrio entre la comedia fina y momentos muy profundos y dramáticos que de veras nos rompen el corazón.”

Field Revela que, para meterse en la mentalidad de Doris, escribió a mano todo el desglose de sus escenas.

“Me sigue gustando hacerlo a mano,” explica. “Hay cierta conexión entre la mano y el cerebro. Pongo las cosas por escrito y de pronto me entran en la cabeza. Después, conforme voy refinando el personaje, voy agregando el resto de la información.”

Otra forma de captar el sentido que tiene Doris del mundo fue a través de sus eclécticas decisiones en materia de ropa, como su inclinación por el neón.

“Doris usa ropa clásica de la más extravagante,” comenta riendo Field. “Pero la verdad es que una vez que me la ponía, me parecía que Doris empezaba a aparecer. Me veía y pensaba que ahí estaba ella. Ella incluso le copia el peinado a Brigitte Bardot. ¿Se parece al pelo de Brigitte? Claro que no, pero para ella, en su mente, sí.”

Su única duda, en lo que se refiere al atuendo de Doris, fue hasta dónde llegar.

“Había un traje completo color neón del que no dejamos de discutir,” recuerda Field. “Yo pensaba que era demasiado, pero el director me decía que confiara en él, que iba a causar más risas. Yo pensaba ‘Ahí de risas a risas.’ No quería perforar la tela de la realidad que estábamos creando.

“Pero a fin de cuentas, él tenía razón,” admite. “Al público le encanta que use ese traje completo.”

Al público le ha encantado esta actriz originaria de Pasadena, California, desde hace más de 50 años. Hija de un oficial del ejército y de una actriz, Field empezó a actuar en su adolescencia, logrando sus primeros aplausos como Francis Elizabeth Lawrence, más conocida como Gidget, la chica playera que enloquecía por los muchachos en la comedia de televisión “Gidget” (1965-1966). Después interpretó a la hermana Bertrille en las tres temporadas de “The Flying Nun” (1967-1970). Y ganó un premio Emmy por su actuación estelar en la miniserie “Sybil” (1976), en la que ella interpretó a una mujer acosada por un trastorno de personalidad múltiple.

Field debutó en el cine con “The Way West” (1967), pero no surgió como estrella de la pantalla grande hasta “Smokey and the Bandit” (1977). Una vez establecida, empero, rápidamente acumuló una serie de impresionantes créditos, ganando el Oscar a la Mejor Actriz por su trabajo en “Norma Rae” (1979) y “Places in the Heart” (1984), además de protagonizar éxitos como “Absence of Malice” (1981), “Murphy’s Romance” (1985), “Steel Magnolias” (1989), “Soapdish” (1991), “Mrs. Doubtfire” (1993) and “Forrest Gump” (1994).

En los últimos años, conforme empezaron a escasear los buenos papeles en el cine, Field regresó a la televisión, con un papel recurrente como Maggie Wyczenski en “ER” (2000-2006) y en el papel fijo de Nora Walker en la serie “Brothers & Sisters” (2006-2011). No ha estado por completo ausente de la pantalla grande, empero, pues apareció como Mary Todd Lincoln en “Lincoln” (2012) de Steven Spielberg, actuación que le valió ser nominada como Mejor Actriz de Reparto, además de interpretar a la tía May en “The Amazing Spider-Man” (2012) y “The Amazing Spider-Man 2” (2014).

Field asegura que ha aprendido algunas cosas durante el medio siglo que ha trabajado en Hollywood.

“Nadie nos contrata para actuar como un personaje,” afirma. “Nos contratan solo si piensan que nosotros somos ese personaje. A la mayoría nos piden que hagamos papeles que ellos piensan que ya somos.

“Vea mi papel en ‘Sybil,’” continúa. “Yo tuve que escoger quién iba a ser, pero lo más importante que tuve que hacer fue convencerme de que no era Sally, sino de que en realidad era Sybil.”

No todos sus trabajos han sido de lo mejor, admite Field.

“He hecho algunas películas muy buenas y algunas verdaderamente malas,” afirma. “En ocasiones, la película llega más allá de nuestras expectativas más alocadas, otras veces simplemente no funciona. A veces, el gendarme que traigo en la cabeza no me sopla el silbato y yo sigo avanzando a pesar de todos los letreros de alto. Y después me digo que alguien debió de haberme dicho que me detuviera.”

Se ríe.

“Lo mejor es que siempre estamos aprendiendo y evolucionando,” comenta Field. “Eso es lo que adoro de la actuación.”

¿Cómo sabe que hizo bien las cosas?

“Hay una sensación, algo que hace clic,” explica la actriz. “Me encanta sentir a un personaje tan claramente y escuchar ese clic. Desaparece la sensación de que es falso. No me siento algo que necesita arreglo.”

¿Con cuál ha sentido el clic más fuerte de todos sus papeles?

“No podría elegir a un favorito,” responde Field suspirando. “Yo siempre digo que quizá lo elija cuando esté senil, sentada en el porche, babeando en una taza. Entonces será cuando escoja el papel que me marcó para toda la vida.

“La gran cosa de ser actor es que una tiene todas esas piezas que se nos quedan de los papeles que hemos interpretado,” continúa. “A veces me pregunto cuándo dije tal cosa. Y luego me doy cuenta de que no la dije como Sally, sino que la dije en alguna escena. Y entonces todas esas maravillosas empiezan a fusionarse.”

Field admite que se sigue poniendo nerviosa siempre que está por estrenarse una película.

“Es fabuloso y, al mismo tiempo, aterrador ver una película por primera vez con público,” indica. “Yo me pierdo en la historia pero tengo que decirle francamente que básicamente me concentro en mí misma. El corazón me late muy rápido cuando siento que se va a levantar el telón.

“La gente me pregunta porqué todavía me siento nerviosa,” señala Field. “La boca se me reseca, las manos me tiemblan. Yo estoy viendo mi trabajo y esperando que salga bien.”

En noviembre de este año, Field cumplirá 70 y, por eso, se le ha empezado a preguntar sobre lo que siente que será su legado. Es un tema que, insiste, no le interesa.

“No me interesa mi legado … estaré muerta para entonces,” responde. “Bueno, pero ya en serio, yo no pienso en términos de legado. Yo solo quiero ser una buena abuela. Ese es mi legado: quiero tener un gran impacto positivo en mis nietos. Eso es en lo único que pienso en lo que se refiere a cuestiones de largo plazo.

“Ah, y no quiero irme de una muerte dolorosa,” agrega Field. “Aparte de eso, yo solo pienso en el hoy.”

 

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