Amarse por el resto de sus vidas, es el deseo de Viridiana González Rodríguez y Francisco Javier Nava Salas.
Este bello sentimiento nació hace más de nueve años, el destino los hizo coincidir en tiempo y lugar, con tan sólo un cruce de miradas esa química que es difícil de encontrar e imposible explicar, los llevó a darse cuenta de la veracidad de la frase del escritor Sam Keen “Aprendemos a amar no cuando encontramos a la persona perfecta, sino cuando llegamos a ver de manera perfecta a una persona imperfecta”.
A la fecha, esa forma de amarse es lo que los ha llevado a formar una bella familia, integrada por sus dos más grandes tesoros; sus hijos, Ashyn y el pequeño Said.
Y ese mismo deseo de seguir fortaleciendo su amor y construir una solida familia, es lo que llevó a los enamorados a recibir la bendición de Dios a través del sacramento del matrimonio.
En este importante día, la pareja aprovechó para pedir el sacramento bautismal para su segundo heredero; Said.
El templo de San Cayetano fue el recinto perfecto para profesar sus votos de amor y ser testigos participes del ingreso a la vida católica de su hijo.
Como en todo momento importante, Viry contó con la presencia de sus papás, los señores Luz María Rodríguez Olivares y Adrián González Flores.
Por su parte, Francisco Javier estuvo acompañado de sus papás María de Lourdes Rayas y Francisco Nava.
Con la bendición de Dios, los señores Nava Rodríguez se trasladaron a Villa Girasoles, lugar que eligieron para compartir junto con sus amigos y familiares de un doble festejo.
Previo al gran brindis, los enamorados bailaron su primer vals de casados a cargo de uno de los temas que más los identifica “Por lo que reste de vida”.
Francisco y Viry pasarán el resto de sus vidas juntos, caminando hacía un mismo objetivo y alimentando cada día más la promesa de amarse hasta el final de sus días.

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