Gran fiesta

Hoy se cumplen 50 años de la independencia de Singapur, el pequeño punto rojo en el sureste asiático, la nación que tiene de superficie la mitad de León, la misma población de Guanajuato (5.5 millones) y más de dos veces las reservas económicas de todo México.
Singapur está de fiesta: todas sus calles, plazas y comercios despliegan un círculo rojo con las siglas SG50. Hay bailes, cantos y celebraciones por todas partes. Se siente en la gente la alegría y el orgullo de pertenecer a un País de éxito.

Despedidos de Malasia

Todo comenzó hace 50 años, un 9 de agosto de 1965, cuando Malasia decide sacar de su federación a Singapur. Hecho inédito en una de las ex colonias inglesas. El vecino no quería tenerlos como parte suya. Fue cuando el líder y Primer Ministro de la isla, Lee Kuan Yew, se convierte en el “founding father” de un País que no tenía más que un pequeño territorio y una buena ubicación comercial. Sin agua, sin recursos naturales y sin ejército para defenderse, Singapur comienza su vida independiente con el apoyo del Ejército Inglés y la protección política de Estados Unidos.

Amenaza comunista

Eran tiempos de confrontación (“confrontazi”) con su vecino Indonesia, gobernado por un populista llamado Sukarno. Era el momento del despliegue comunista en Vietnam y el alzamiento de la guerrilla en Malasia. Era la Guerra Fría. China, a diferencia de hoy, arrancaba una inhumana “Revolución Cultural”. Mao era una amenaza.

En una generación,primer mundo

Los países vecinos apostaban al fracaso de la isla, a la imposibilidad de ser autosuficiente.
Se equivocaron: en una generación brincaron del tercer al primer mundo y en dos se convirtieron en uno de los países más prósperos de la tierra. De 400 dólares por habitante en 1965, pasaron a 60 mil en 2014; de tener una economía dependiente del Reino Unido y Malasia, ahora son más prósperos y tienen mejor ingreso que la potencia imperial que les dio la autonomía en 1959. Solo como comparación, producen siete veces lo que Guanajuato por cada habitante.
Los logros están a la vista: una ciudad estado en el ecuador, con un clima cálido y húmedo es una de las metrópolis más hermosas y modernas. Todo espacio interior con aire acondicionado. Un jardín con una ciudad, limpia, ordenada y planeada para los siguientes 50 años. Tienen el puerto más eficiente del mundo, la línea aérea (Singapore Airlines) más prestigiada y el aeropuerto más votado como el mejor del orbe por los viajeros internacionales. Su sistema educativo es de vanguardia y siempre aparece como el mejor en las pruebas Pisa de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Su esperanza de vida llega a los 84 años y su sistema de salud pública es eficiente y económico. En todas las calificaciones sobre corrupción siempre aparece como uno de los 5 países más limpios y sin duda el mejor en toda Asia.

Gobierno eficaz

A principios de año, el presidente de la República, Tony Tan Keng Yam, dio un discurso en Australia. Sintetizó sus logros en dos palabras. Cuando Singapur se convierte en nación independiente, Australia tenía tres veces el ingreso por habitante que Singapur. Hoy, Singapur tiene el doble que Australia. La razón la resumía en dos palabras: “Gobierno eficaz”.
Aquí el 92 por ciento de la población tiene casa propia y el 85 por ciento de las viviendas fue construido por programas del Gobierno.
México le vendía, antes de la debacle de los precios, unos 3 mil millones de dólares de petróleo; ellos nos venden 4 ó 5 plataformas marinas por año para Pemex y otras empresas mexicanas. Cada plataforma vale 200 millones de dólares. La pequeña isla vendiendo tecnología al gigante PEMEX. Aquí tienen la segunda refinería más grande de Asía y el complejo petroquímico más importante de la Exxon. Por si fuera poco, ahora exportan lo más valioso: conocimiento. Planean ciudades en la India, invierten por todo el mundo y enseñan el éxito que significa la buena administración pública y privada.
Rwanda, un País hundido por el genocidio de 2 millones y las guerras entre tribus en los 80, asume el modelo de inversión y administración de Singapur; hoy es el País que más crece en África.
Y todo comenzó con un buen consejo. Albert Winsemius, un economista holandés al servicio de la ONU, recomendó abrir fronteras, liberar el comercio y establecer un centro financiero. Singapur escuchó. Hoy la mitad de las utilidades de las empresas provienen de bancos, aseguradoras y financieras.

Seguridad

Sí, aquí hay pena de muerte. Una leyenda roja en la forma migratoria dice claro: ingresar drogas a Singapur es pena de muerte. Los homicidios se castigan igual. El graffiti con meses de cárcel y seis azotes con una vara de bambú. Pueden dejar marca de por vida, además del castigo sicológico. No les importa. No hay graffiti. El resultado: es una de las ciudades más seguras del mundo con solo 0.3 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes. En Guanajuato ya llegamos a 14 y sigue subiendo. El robo es raro. Tener o portar armas puede costar más de 7 años de cárcel. Nadie tiene armas de ningún tipo.

Ahora son ricos

En una tienda de vinos en un centro comercial de la calle Orchard -la más céntrica-, los precios son del doble de lo que en Estados Unidos o México. El dependiente comenta que el vino tiene 7 dólares de impuesto por litro y el licor un poco más. En el estante hay botellas francesas Petrus, Chateau Lafite y Romanée Conti. Los baratos son los chilenos. Le digo que en su País son ricos para pagar esos precios de miles de dólares por botella: opina que tienen “un alto estándar de vida” y añade, “hay locales que pagan 50 mil dólares de renta al mes, por eso todo es caro”. Le digo que eso es ser ricos.

Planeación

Todo está planeado. No puede haber un número ilimitado de autos. Los precios parecen de locos. Un Astra vale 1.2 millones de pesos. Una camioneta mediana, dos millones; un Mercedes Benz mediano, 3 millones de pesos. Hay un número de permisos que se subastan cada mes. Sube la demanda, suben los precios. Las calles tienen grandes porterías con un sistema Electrónico de Precios. Si hay mucho tráfico, sube la tarifa por entrar a ciertas zonas. En contrapartida tienen un cuatro líneas de Metro, que recorren toda la isla y un sistema de autobuses que envidiaría cualquier País.

Libertad de prensa

La prensa está controlada o lo estuvo mientras no había Internet. Se requiere permiso para publicar un periódico o un sitio en internet con más de 50 mil visitantes distintos al mes. Criticar a un funcionario sin fundamento puede costar cientos de miles de dólares en litigios. Más que censura, hay autocensura y se cuida mucho que la libertad existente no vaya en contra de la armonía religiosa y racial. Son cuatro grupos étnicos fundamentales: el 75 por ciento de origen chino, el 15 por ciento Malayo, el 5 por ciento Hindú y el resto expatriados.
La historia anterior a la independencia marcó disturbios raciales y religiosos que dejaron huella. Ahora cuidan la armonía y la integración racial mezclando en proporción a las familias en los barrios. No puede haber barrios de chinos o de malayos. Eso ayuda a la convivencia y la comprensión entre todos.

La educación

Como primera ciudad global, Singapur apuesta en los siguientes años a la excelencia educativa. Nunca tuvieron más recursos que una buena ubicación en el Estrecho de Malaca y una voluntad férrea de hacer lo que tuviera que hacerse para convertir a la isla en un “País de excepción”. Su lucha permanente es el aumento de la productividad. La miden mes a mes.

Mezcla forzosa

En los parques, en las avenidas, en los centros comerciales hay una mezcla racial que se ve en pocas partes. Detrás de esos rostros orientales, detrás de muchísimos jóvenes con lentes, habita la semilla del éxito que sembrara la generación que fundó un País a partir de la libertad de la colonia y el fracaso de unirse a Malasia. Acertaron en su modelo.

Historia de dos Islas

Cuba y Singapur partieron por caminos distintos a partir de 1959. La Revolución Cubana abraza el comunismo y se enfrenta a Estados Unidos con la bendición de la Unión Soviética. Fidel Castro predica el comunismo, el socialismo radical, la dictadura del proletariado y confisca los medios de producción privados, elimina la disidencia y toda clase de libertad individual, incluso la de salir de la isla. Acaba con los “enemigos de la Revolución”, fusilándolos. Imagina un mundo igualitario, próspero y más humano que el “capitalismo decadente”. Se olvida de la iniciativa personal, la formación de ahorro y el capital: fracasa.
En Singapur, Lee Kuan Yew se deshace de los comunistas metiéndolos a la cárcel sin previo juicio, bajo una ley colonial que permitía encerrar a cualquier sospechoso. No fueron muchos pero evitó que líderes obreros radicales y líderes comunistas se atravesaran en su proyecto. El Estado sería importante para crear empresas públicas muy bien administradas pero la inversión extranjera sería puntal indispensable para terminar con el desempleo. Una sabia mezcla de buen uso de los recursos públicos, el ahorro privado y la inversión extranjera. Lee Kuan Yew, a diferencia de Fidel, no creía que todos los hombres eran iguales, así que el mérito y el esfuerzo individual sería la forma de seleccionar a los funcionarios y de retribuirlos. Los sueldos del sector público se equipararon a los del mercado empresarial. Un ministro gana unos 2 millones de pesos al mes y todas las empresas pagan en función del mercado. Con ese ingreso no tienen pretexto para corromper el sistema.

Impuestos bajos

Los impuestos sobre la renta son bajos y casi inexistentes para quienes ganan menos de 40 mil pesos al año. La mayor tasa llega apenas al 22 por ciento anual. Esa política es para competir por el capital con Hong Kong y otros países asiáticos emergentes. Con bajos impuestos se acelera la formación de capital y se promueve el consumo. Singapur no tiene déficit fiscal y año con año aumenta su ahorro interno.

Un punto rojo

Singapur se viste de rojo con himnos en inglés, mandarín, malayo e hindi. Festejan con merecido orgullo haber logrado la prosperidad, seguridad y bonanza que todos envidian. Su éxito y el fracaso de las naciones comunistas marcan el camino correcto hacia la eliminación de la pobreza y la prosperidad de las naciones latinoamericanas. Cuba no fue el camino como muchos lo creyeron en los 60. El populismo venezolano, el socialismo trasnochado de Hugo Chávez y Nicolás Maduro terminan en tragedia a pesar de contar con las mayores reservas de petróleo y gas de América.

Una guía inteligente

La riqueza no era el petróleo; hoy lo aprendemos con sudor y lágrimas; el ejido era un fraude y el enorme gasto asistencialista en México no saca a los pobres de la miseria, sólo hace más ricos a los burócratas intermediarios. El futuro está en el pragmatismo, la meritocracia y la voluntad política inquebrantable de crear un gobierno eficaz. Singapur es una guía inteligente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *