Cuando visite Tailandia, prepárese a vivir “solo el presente”.
El Reino de Tailandia es mucho más que el hogar de miles de elefantes o la tierra de los 18 mil templos y monasterios, es un jardín inmenso de lotos, orquídeas, guirnaldas y rosas. Es la magia de sus habitantes que cautivan con su dulzura y hospitalidad.
El encanto de Tailandia comienza en las nubes. Thai Airways conquista con impecable servicio y jóvenes azafatas elegantemente vestidas con el tradicional “pasin-sarong” de seda que les cubre hasta los tobillos. Después de más de 12 horas de vuelo, Jawan, Khalan y Mali, atienden con la misma gentileza a los pasajeros como al inicio del viaje.
Este país situado al sureste de Asia, entre Laos y Camboya al este; Malasia al sur y Birmania al oeste, rebasa las expectativas de los turistas que llegan al Lejano Oriente en busca de los milagrosos masajes que lo curan casi todo o dispuestos a disfrutar la suculenta comida Thai, famosa en todo el mundo.
Arroz negro y blanco, fideos, semillas de cilantro, salsa de pescado, leche de coco, fideos, ajo, abundantes mariscos y peces, chile y un sinnúmero de ingredientes poco conocidos en México, así como frutas tan especiales como el mango manila sin fibra, son base de los platillos Thai.
Ni los recién casados que eligen este paraíso para su luna de miel, principalmente Bangkok o “Ciudad de los ángeles” o las famosas playas del sur de aguas color esmeralda y suave arena blanca, escapan a la maravilla de encontrar un país poblado de gente que sonríe independientemente de lo que ocurra en la vida.
Con razón Tailandia se conoce también como “El país de las sonrisas” o “El país de gente libre”.
Esta actitud frente a la vida resulta de la doctrina que profesa el 95% de la población: el budismo. Sus rostros son alegres y si algún turista pregunta por qué están siempre contentos, responden que su alma está en paz.
Para entender la cultura y el carácter de los casi 65 millones de personas que habitan este reino, hay que visitar los templos e impregnarse de la veneración a Buda, a sus símbolos y a la familia real que cumple casi 70 años en el trono.
La doctrina filosófica y religiosa del budismo ofrece el despertar espiritual a través de la meditación y la devoción. En esta religión el hombre modera sus emociones y deseos; no los reprime pero tampoco se aferra a ellos. Así encuentra “El recto camino”. El “desapego” a lo material y a las personas es el secreto de la felicidad.
Invitados por las autoridades de Turismo de Tailandia, disfrutamos siete días de sorpresas en Bangkok, Ayutthaya y Kanchanaburi.
El motivo principal de la visita fue presenciar la inauguración del 11vo. Wai Kru Muay Thai (Campeonato Mundial de Boxeo Tailandés) en Ayutthaya, con la participación de mil 200 deportistas de 67 países, entre ellos cuatro mexicanos.
Siete días en Tailandia transcurren en un abrir y cerrar de ojos, entre gente relajada, fascinante y dispuesta a disfrutar todo lo que hace; “Trabajar vale la pena si se tiene algo de Sanuk (diversión)”, dice una descripción de los tailandeses.
A las puertas de sus pequeñas viviendas colocan una “casita de los espíritus” con un pequeño Buda dentro. No es una decoración sino símbolos de oración y de las supersticiones que distinguen a la gente de este país.

El Reinode Siam
Tailandia recibía
el nombre de Siam.
Capital: Bangkok.
Clima: Húmedo, cálido, tropical.
Saludo: Wai (Palmas de manos juntas y cabeza un poco inclinada).
Moneda: Bath (100 baths es igual a 2.25 euros o 3.24 dólares).
Idioma: Thai.

Ubicación
Sureste de Asia.
Este: Laos y Camboya.
Sur: Golfo de Tailandia y Malasia.
Oeste: Birmania y Mar de Andamon.

Bangkok,“Ciudad de los Ángeles”

Nada tan espectacular como empezar la aventura por Tailandia en la capital Bangkok, llamada “Ciudad de los Ángeles”, dividida a la mitad por el río Chao Phraya o “Río de los Reyes”. Por sus aguas fluye la vida de los habitantes de la ciudad y de miles de turistas.
El paisaje es impactante en ambos lados del “Río de Reyes”: templos y monasterios dedicados a Buda y que han quedado para la posteridad como auténticas joyas arquitectónicas mezclados con grandes edificios de hoteles de lujo; torres de apartamentos y centros comerciales muy modernos.
Los canales del Chao Phraya se expanden como serpientes por los barrios de la ciudad y a esto se debe que Bangkok también sea conocida como “La Venecia de Oriente”.
Cargamentos de arroz en barcazas, barcos con pasajeros, lanchas motorizadas al servicio de turistas y restaurantes flotantes, ocupan de tiempo completo esta enorme autopista “acuática”, que une norte y sur, este y oeste de la hermosa urbe.
En la parte norte, edificios y templos dejan paso a pequeñas chozas y almacenes, a mercados flotantes de flores, frutas y legumbres y a los grandes barcos de cruceros desde donde los viajeros esperan ansiosos caminar por senderos y calles perfumados por jazmines.
Bangkok fue fundada en 1782 con el nombre de Siam. La ciudad Ayutthaya, fantástica por sus ruinas, paisajes y templos, fue la primera capital de Tailandia.
Árboles de mangos, de plátanos, cocos; jazmines y orquídeas y el infaltable lemon grass que lo mismo acompaña a innumerables platillos Thai que perfuma altares, casas, spas y restaurantes de todas las categorías.
Basta pisar tierra firme para enamorarse de Tailandia y de su gente feliz; de la grandeza de sus ruinas, su doctrina, gastronomía y de su devoción a Buda.

Antes de regresar

Hay innumerables sitios y experiencias muy interesantes y bellas en Bangkok, pero te recomendamos no perderte de:

Masaje tailandés.
Navegar al oscurecer por el “Río de Reyes”.
Exhibición de Muay Thai.
Espectáculos de danza, marionetas y máscaras.
Saborear la gastronomía tailandesa, en restaurantes fusión y en mercados.
Subir en Tuk Tuk.
Recorrer la calle Khao San Road.
Visitar el Barrio de los Mochileros.
Comer un taco de hilos de azúcar en tortilla de coco.
Imposible volver sin ir de compras en Bangkok.
Centros comerciales MBK y Platinum Mail.
Mercado Chatuchak (25 mil tiendas que se instalan sábados y domingos).

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