Con el paso del tiempo, las palabras no sólo dejan de usarse, sino que se adecuan y cobran nuevos significados.
En la siguiente lista, consultada en el Nuevo Tesoro Lexicográfico de la RAE, te presentamos algunos vocablos que son muy comunes; sin embargo, hace unos años, sus significados eran completamente distintos.
Avión: en el siglo 17 era un pájaro

En el siglo 17, la palabra avión, como vemos en este recorte del diccionario de 1611, significaba pájaro que también era conocido como vencejo.
Azafata: la sirvienta real

Azafata se le consideraba a una dama que acompañaba a la reina, y le facilitaba sus cosas con una bandeja llamada “azafate”.
Con la llegada de la aviación, a las personas que ejercían la asistencia a los viajeros (en un principio solo mujeres) se les pasó a denominar con esta palabra, mientras en América Latina inventaban un término nuevo: aeromoza.
Formidable: algo temible
Hoy en día si decimos que algo es “formidable” seguramente nos referimos a que es genial. Pero la definición original de esta palabra se usaba para “lo que es muy temible y que infunde asombro y miedo“. Y lo cierto es que hoy aún se mantiene como primera definición en el diccionario actual.
Semáforo: el club de las luciérnagas
En 1855, semáforo se refería a los insectos luminosos, como las luciérnagas. No sería hasta 1884 cuando se incorpora otra acepción: la de “telégrafo óptico en las costas para comunicarse con los buques por medio de señales”. Vamos, un faro.
La acepción de señal urbana no aparecería oficialmente en el diccionario de la RAE ¡hasta la edición de 1970!
Ordenador: el que manda
En 1706, la palabra ordenador en el diccionario se utilizaba para designar a quien daba órdenes; hoy se utiliza para llamar a un sistema de cómputo, en América Latina se le dice computadora.
Bombilla: una pajita para beber mate
En el siglo 19, previo a que las casas tuvieran electricidad, y previo a la infención del foco o bombilla, esta palabra apareción en el diccionario de Salva con la acepción peruana de lo que hoy llamaríamos una pajita. Y ojo: los ricos las tenían de plata y oro.
La acepción que todos conocemos hoy aparecería en el diccionario de la RAE en 1914. Y en la edición de 1927 viene hasta con un dibujo:
Alienígena: lo contrario de indígena
Esta palabra se creó a principios del siglo 19 con el significado de “extranjero”, es decir, lo contrario a indígena.
Curiosamente, en inglés alien sigue teniendo esa acepción, como bien saben todos los que han aprendido este idioma con la canción de Sting Englishman in New York: «I’m an alien, I’m a legal alien, I’m an Englishman in New York».
Enchufar: unir dos cañerías
En 1852 ya aparecen enchufe y enchufar con el significado de empalmar dos cañerías. Probablemente este significado se traspasó a los cables eléctricos cuando esta tecnología se extendió a los hogares, y acabó siendo la principal definición.
Adolescencia: hasta los 25 años
En el diccionario de 1770 aparece la palabra adolescencia con un significado muy similar al actual, pero nos sorprende su duración: ¡hasta los 25 años!
Siesta: la hora de la siesta (aunque no duermas)
Hoy en día, si decimos “siesta”, todos pensamos en el sueñecito que nos dormimos (cuando podemos) tras la comida, generalmente. Pero la primera acepción de esta palabra era simplemente esa hora, durmieses, leyeses o jugases a las damas, según nos cuenta el diccionario en 1739. Es decir, lo que hoy llamamos “la hora de la siesta”.
Asesino: el que traiciona a un amigo
Asesinar siempre ha significado matar a alguien, pero antiguamente además tenía un significado metafórico bastante chocante: y es que si un amigo te mentía o traicionaba, podías decir que te había asesinado.
Telégrafo: la versión anterior
En 1803, esta máquina se basaba en transmitir símbolos de una colina a otra.
