Uno de los recuerdos que más atesoro de mi infancia es la llegada de la época decembrina. Primero por que anhelaba el periodo vacacional, segundo por la Navidad.

Esos días de descanso escolar los aprovechaba para ver cualquier cantidad de películas, la mayoría navideñas.

Desde mis primeros años de vida asocié a la Navidad con el cine y específicamente con el cine en blanco y negro.

Quizá producto de la parafernalia escolar aplicada cada diciembre, misma que parecía ajena a los años de mi niñez.

Escuchar en los años ochenta a Perry Como, Dean Martin o Johnny Mercer, por citar algunos resultó toda una experiencia que desafiaba tiempo y espacio.
Escuchar a esos personajes despertó mi interés por ver películas de su época.

Así descubrí algunas joyas de la cinematografía como Holiday Inn, cinta de 1942; con un elenco de antología: Fred Astaire, Marjorie Reynolds y el gran Bing Crosby, quien interpretó en esa película un clásico musical: Blanca Navidad.

El recordar los títulos de aquellas películas va más de un ejercicio de memoria para mí, es revivir emociones, sentimientos y anhelos ya pasados. Al escribir esto me viene a la mente Milagro en la Calle 34, película de 1947, dirigida por George Seaton; protagonizada por Maureen O´Hara y John Payne.

Hubo una segunda versión, de 1994, no me cautivó como la primera.

La mayoría de películas gringas de los años cuarenta y cincuenta, son un cliché, muchos lugares comunes.

Nueva York, Manhattan, nieve, Santa Claus. Pero ahí radica su encanto, contar con los mismos elementos para atrapar al público una y otra vez.

Ya en los años ochenta hubo variables en las historias navideñas.

Es el caso de Gremnlis, película de 1984; dirigida por Joe Dante. Sin duda una de mis favoritas para ver en Navidad.

Un pequeño pueblo de Estados Unidos, al punto del colapso, invadido por unas lindas e incontrolables criaturas.

Ya en los noventa, apareció uno de los más grandes clásicos de Navidad, Mi pobre angelito (1990). Una de las mejores comedias de aquella década. Kevin McAllister, es un personaje navideño convertido en clásico.

Primero haciendo la defensa de su casa en Chicago, en la segunda entrega, en 1992, Kevin hace vibrar Nueva York.

Y no puedo dejar de lado mi película navideña favorita, Hombre de Familia (The Family Man), dirigida por Brett Ratner y protagonizada por Nicolas Cage y Tea Leoni.

Una comedia ligera, contada de forma extraordinaria, que juega con el tiempo, la realidad, los sueños y tiene a la Navidad como punto de partida.

En los años noventa preparaba religiosamente mi visita al video club para elegir los títulos que vería en la Navidad y sus días subsecuentes. Era todo un ritual. Ahora me parece mágico tener a mi alcance gracias al internet, todos esos títulos que me acompañaron cada diciembre.

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