Para mí, platicar de cine es una pasión. Lo hago cotidianamente como profesional del área y también como espectador. Escribir de cine y tener la posibilidad de compartirlo con ustedes, apreciables lectores, es un placer.

Desde el proyector emerge la luz que da vida a los sueños y las pesadillas. Desde ahí, desde la linterna mágica, asilada en un oscuro y mítico lugar, brotan las imágenes, encantadoras o repugnantes, maravillosas o intrascendentes. Desde el proyector cobran vida los relatos de historias tan propias, tan ajenas, tan cercanas, tan lejanas. 

He de confesar que desde que tengo uso de razón asumo una fascinación por el proyector cinematográfico. El recuerdo más vívido que tengo de mi primera visita a un cine es la oscuridad de la sala interrumpida por un asombroso halo de luz que la cruzaba de lado a lado, acompañado de un raro y hoy nostálgico ruido de la cinta corriendo por el antiguo aparato.

Los proyectores han evolucionado, ya no existe cinta alguna corriendo por la maquinaria. Hoy toda proyección es digital. Incluso ya hay pantallas en salas de cine que no requieren proyector alguno. Aún con eso, el cine sigue siendo luz, sigue siendo magia. 

Cada que hablo o escribo del proyector cinematográfico, vienen a mi mente las imágenes de Cinema Paradiso (Italia, 1988), película de Giuseppe Tornatore, que retrata el misticismo en torno al gran artefacto de luz. Este filme nos remite a la época más romántica en la proyección de cine.

Como cualquier espectador, he disfrutado incontables horas de filmes desde la butaca. Pero también he visto películas desde el proyector, sin público, sin palomitas, acompañado solo de la maquinaria. Mi estancia en el cuarto de proyección, cambió mi forma de percibir la magia del cine.

El largo recorrido que he tenido dentro del amplio, complejo y maravilloso universo cinematográfico, me permite hablar con claridad acerca del tema. Desde diferentes ocupaciones dentro del cine he comprobado lo que afirmó Jean Luc Godard: el cine es una verdad 24 veces por segundo; pero también coincido con el dicho de Brian de Palma: el cine miente 24 cuadros por segundo.

Hay mucho qué platicar, mucho qué escribir de cine. Es una fuente inagotable. Va más allá de comentar la cartelera semanal. Este espacio no será dedicado al análisis profundo de las películas, es un punto medio entre un realizador y el público, que tiene como hilo conductor al mundo del cine.

Mi interacción con ustedes queda a su disposición. Nada más enriquecedor que tener la posibilidad de retroalimentar esta columna con sus comentarios, que desde ya, espero.

Twitter: @marianobouchot

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