Todos amamos escuchar nuestras canciones favoritas, pero pocos sabemos los grandes beneficios que la música trae para nuestra salud física, mental y emocional.
Durante décadas la ciencia se ha encargado de investigar las bondades que la música ofrece a nuestro cuerpo y mente, los descubrimientos son bastante interesantes.
Por ejemplo, está demostrado que escuchar música a diario reduce hasta 21 por ciento el dolor crónico producido por enfermedades como la artrosis o la artritis reumatoide. Esto se debe a la liberación de endorfinas que actúan como analgésicos naturales, lo que además aumenta la sensación de felicidad y disminuye la depresión. Incluso, en 2013, un estudio de la Universidad de Drexel en Filadelfia encontró que la musicoterapia resulta más efectiva reduciendo el dolor que los tratamientos estándar en pacientes con cáncer.
También está comprobado que escuchar música mientras nos ejercitamos puede tener un impacto considerable en nuestro rendimiento físico, ya que desvía la atención de las actividades repetitivas, por lo tanto, nos distrae de sensaciones como la fatiga y el aburrimiento, haciéndonos sentir más activos y vitales.
Pero si además usamos música motivacional, la respiración y el ritmo cardíaco se incrementan, lo que ayuda a intensificar el entrenamiento, aumentando así la pérdida de peso y promoviendo la constancia.
Como prueba, un estudio de la Brunel University London, encontró que los corredores que escucharon música motivacional completaron los primeros 800 metros de su carrera más rápido que aquellos que escucharon música tranquila o corrían sin música.
Pero la música suave también tiene sus beneficios; ayuda a reducir la frecuencia cardíaca y presión arterial, mejorando la circulación sanguínea y, por tanto, nuestra salud. Un estudio italiano de 2009 demostró que las personas con hipertensión leve que escucharon música clásica, celta o de la India (raga) por 30 minutos al día durante un mes, tuvieron significativas reducciones en su presión arterial.
De hecho, se ha demostrado que la música de baja frecuencia reduce nuestros niveles de cortisol, que es la hormona relacionada con el estrés y la ansiedad, estados asociados con muchas enfermedades. Así, escuchar este tipo de música induce a la relajación, facilita y mejora el sueño y nos asegura que el descanso que necesitamos sea reparador.
La música también ayuda a nuestra mente. Otra investigación ha demostrado que escuchar música o tocar algún instrumento musical puede retrasar el envejecimiento cerebral, mejora la concentración, la memoria y, por si fuera poco, contribuye a combatir dolores de cabeza, mitigando la intensidad, frecuencia y duración de las cefaleas.
Cuando escuchamos la música que nos gusta, el cuerpo libera una sustancia llamada dopamina, que es un neurotransmisor que nos hace sentir bien, consigue que nos evadamos de nuestras preocupaciones y nos aporta relajación y tranquilidad.
Lo sabes ahora, al andar con tus audífonos todo el día y dando play a tus canciones favoritas, no solo te estás divirtiendo, además mejoras tu salud y tu vida en general.
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