La Venta, Guanajuato. – A veces, el progreso no llega con estruendo, sino con el rumor suave del agua corriendo por primera vez, con el alumbrado encendiéndose donde antes sólo había sombras. La Venta, ese pequeño poblado del municipio de Dolores Hidalgo, ha dejado de ser una promesa lejana para convertirse en un ejemplo real de desarrollo integral, sostenible y profundamente humano.
De tierra árida a territorio fértil de sueños
Hasta hace unos años, La Venta no contaba con drenaje ni salidas adecuadas para agua pluvial. Las calles eran de tierra y polvo. Pero en lugar de empezar por lo superficial, se comenzó por lo básico: dignificar la vida.

La restauración de su iglesia, que presentaba fisuras estructurales, fue uno de los primeros símbolos de una transformación profunda. No era sólo reconstruir muros, era recuperar el alma. Y con esa misma filosofía, se sentaron los cimientos de un desarrollo sustentable en todos los sentidos: cultural, económico y productivo.
Lo que está ocurriendo en La Venta no es obra de un milagro, sino de una alianza inteligente entre el gobierno en sus tres niveles, la iniciativa privada y, sobre todo, la comunidad. Todos pusieron manos, mente y corazón.
Este poblado fue el primero en ser nombrado “Encanto Guanajuato”, y desde entonces, el flujo de visitantes no ha parado. Más de 2 mil personas han recorrido el mercado local durante el 2025, atraídos por la belleza rural y la autenticidad de una comunidad que no se rinde.
Cultura que respira, historia que canta
Uno de los proyectos más ambiciosos es la transformación de la antigua Plaza de Toros en un espacio multicultural: conciertos, bailes, ferias de artesanías, vendimias, teatro y más. Aunque aún no se han realizado eventos y el lugar todavía no está abierto al público, se prevé que en poco tiempo se convierta en un foro vibrante para la comunidad y sus visitantes.


Además, la restauración de los Portales, la remodelación de calles históricas como Libertad, Hidalgo e Insurgentes, y la reubicación de líneas eléctricas a sistemas subterráneos, le han devuelto dignidad al paisaje urbano.
La comunidad: protagonista de su destino
Antes, una parte importante de su población, especialmente jóvenes, emigraban por falta de oportunidades. Hoy, ese éxodo se detiene. “Queremos que La Venta siga siendo nuestro hogar, pero también un lugar con oportunidades para las nuevas generaciones”, afirman vecinos que han vuelto a creer.
Y es que los proyectos productivos no solo generan empleo, sino identidad. La comunidad no solo participa, decide, propone y crea. Esto no es asistencialismo; es empoderamiento real.
Tierra que produce, manos que crean
El desarrollo agrícola ha sido pieza clave. Estos son algunos de los proyectos que ya están en operación:
? Viñedos con variedades como Malbec, Merlot, Chenin Blanc y Colombard que se posicionan en el mercado regional.
? Olivares que producen aceite de oliva artesanal y aceitunas gourmet.
? Campos de lavanda, fuente de aceites esenciales, jabones y productos aromáticos.
? Hojas de parra que alimentan la gastronomía tradicional.
? Producción artesanal de quesos, con recetas tradicionales que fortalecen la identidad local.
? Talleres de herrería que rescatan técnicas centenarias y las proyectan hacia nuevos mercados.
Además, el mercado dominical, aún en planeación, será la plataforma para que productores vendan directamente al consumidor. Y la Plaza de Toros servirá como foro cultural, comercial y artístico una vez que abra sus puertas al público.
La infraestructura al servicio de la vida comunitaria
El éxito de los proyectos en nuestra comunidad se debe principalmente a dos factores clave: la inversión realizada por el gobierno del estado en diversas obras y el potencial histórico y económico de la zona.
Desde el siglo XVIII, nuestra comunidad ha sido reconocida por su importancia en el comercio, la agricultura, la ganadería y tiempo después la herrería. Esta herencia ha sido una base sólida para el desarrollo actual.
Gracias a la rehabilitación de la cancha de fútbol, ahora contamos con un espacio adecuado que ha impulsado la práctica de diferentes deportes. Actualmente se imparten entrenamientos de fútbol y taekwondo para niños y adultos, y se ha logrado formar un equipo de fútbol femenil en la comunidad. La cancha también es sede de diversas actividades que fomentan la convivencia y fortalecen el tejido social.


También la Plaza Grimaldi ha sido reconfigurada como un espacio de encuentro, símbolo del tejido social fortalecido. La instalación de nuevas luminarias ha contribuido a mejorar la seguridad y el uso nocturno de estos espacios públicos.
Cada actor en su rol
? El gobierno se encargó de infraestructura y restauración patrimonial.
? La iniciativa privada apostó por la productividad agrícola y vinícola.
? La comunidad, desde el amor a su tierra, se convirtió en el motor del cambio.
Como dice María Fernanda Conejo, promotora cultural:
“La Venta está demostrando que es posible crecer sin perder la esencia. Aquí, la comunidad es la protagonista.”
Y lo reafirma Antonio Conejo, habitante orgulloso:
“La Venta dejó de ser un lugar que solo recordaba su pasado. Ahora es un pueblo que también tiene futuro.”
Claves del modelo que puede replicarse en todo México
Según las autoridades, para mantener este desarrollo sustentable y llevarlo a otras comunidades, se deben considerar:
? Definir el modelo operativo y de financiamiento del mercado local.
? Desarrollar infraestructura para procesamiento, almacenamiento y comercialización de productos.
? Obtener certificaciones de calidad y capacitar técnicamente a productores.
? Aplicar prácticas agrícolas sustentables, sobre todo en el uso del agua y el cuidado del suelo.


La Venta ya no es solo un lugar del que la gente se iba. Es un lugar al que muchos quieren volver.
Un territorio donde el pasado se honra, el presente se vive con dignidad, y el futuro ya está en marcha.
Porque cuando el desarrollo se hace con el corazón en la tierra y los ojos en el horizonte, lo que florece no es solo el campo: florecen las personas.
