“Es mejor estar separados por la verdad, que unidos por el engaño”. El transporte urbano y semiurbano ha sido un tema de primera importancia en los últimos 9 años, y en este décimo año, la respuesta es insostenible a pesar de vestirla de oropel, y con colores del verde al rosa. Comencemos con un repaso del origen de estas iniciativas.
En el 2018, la empresa Adhoc Consultores fue contratada para el Diseño del Plan Maestro y Estudio de Movilidad de la ciudad, tuvo un costo de 7.2 millones de pesos. Se obtendría un diagnóstico urbano y de movilidad, para conocer los aforos vehiculares, peatonales, de ciclistas, así como el conocimiento del Sistema Vial, del Transporte Público, y de seguridad pública.
El estudio de movilidad ampliaría el programa de infraestructura a desarrollar para contar con nuevas vialidades para ciclistas y peatones, también para el aprovechamiento del derecho de vía –dejado por la cancelación del paso del ferrocarril- para un programa de transporte público.
El 14 de noviembre del 2019, el gobierno municipal y estatal firmaron un convenio con las 13 empresas concesionaras del transporte público que operan en Celaya, para transitar hacia un Sistema Integral de Transporte (SIT)… “con un servicio más digno, con unidades más nuevas y equipadas, mejores tiempos, servicio de trasbordo, entre otros beneficios” que usted ya escuchado. Estos planteamientos fueron concretados hasta el 2023, y el documento sería el Plan Maestro de Movilidad de la ciudad, avalado desde luego por el Instituto Municipal de Investigación, Planeación y Estadística (IMIPE).
Del SIT al SIMI parece igual, pero no lo es
Lo que se presentó la semana pasada que subtitularon como Sistema de Movilidad Integrada, en alusión y recomposición de un planteamiento original llamado Sistema integral de Transporte, que parece igual, pero no lo es, hace énfasis en una nueva empresa de transporte con vehículos chinos con fuentes de energía eléctrica para suplir a los que prestan servicio actualmente, pero eso, solo es una visión parcial de la movilidad. Y en relación a la configuración de esa nueva empresa, hay muchas preguntas, que deberían responderse.
Esta presentación fue un enredo, no hay antecedente público de haber sido discutido y aprobado en la Comisión de Movilidad y Transporte, ni mucho menos en el Pleno del Ayuntamiento. A pesar de ello, hubo declaraciones, aplausos, felicitaciones, compromisos como si lo presentado tuviera un peso oficial que pudiese darle certeza o credibilidad, salvo declaraciones, en sitio, que contribuyeron a más confusión.
Esta propuesta del SIMI (Sistema de Movilidad Integrada), no está inserta formalmente en un contexto de planeación global, es decir, dentro de un Plan de Movilidad Sustentable para el municipio, partiendo de la idea de una planificación del territorio municipal, y en el marco del exponencial crecimiento de la ciudad en los próximos diez años.
Existe una herramienta programática, que por cierto debió actualizarse, llamado Plan Integral de Movilidad Urbana Sustentable (PIMUS) de Celaya, diseñado como una estrategia a largo plazo para mejorar la movilidad urbana, enfocada en la eficiencia, la sustentabilidad y la inclusión. La institución responsable de la evaluación final de la propuesta, desde luego, debería haber pasado por el IMIPE.
Si bien el PIMUS contempla la Inversión en tecnología como un sistema de transporte eléctrico para reducir el impacto ambiental y la contaminación, no es solo eso. Entre sus objetivos se considera promover el uso de medios de transporte alternativos, el uso de la bicicleta, y la menos imaginable: caminar, lo cual implica implementar acciones para hacer más seguros, confiables, inclusivos y atractivos los espacios para los recorridos de peatones y ciclistas.
Pandemia e inseguridad fijan tendencias para el uso del transporte
Debo decirle que Celaya ha sufrido en los últimos seis años acontecimientos que han modificado las tendencias de movilidad de los celayenses. La pandemia y la inseguridad propiciaron el aumento del uso de vehículos particulares, por lo tanto, hubo una disminución drástica del uso del transporte público. Esta tendencia, no se revertirá mientras esos factores dejen de ser condicionantes activos en el modelo actual de movilidad.
En ese mismo sentido, estamos en el umbral de impactos a la movilidad que no han sido diagnosticados a partir de los proyectos de desarrollo que se implementan como el tren de pasajeros, el puerto logístico, y la llegada de nuevas empresas, y en consecuencia un incremento en la población flotante y de nueva residencia.
Sin un diagnóstico atinado cualquier acción que comprometa el desarrollo urbano, y el patrimonio municipal tendría en efecto negativo. El SIT, y está iniciativa del SIMI, deberían ser observados a la luz de la actualización del PIMUS, y a la par concretar acciones para corregir lo hecho, y terminar lo que no se ha concluido como las rutas de ciclovías. Celaya, es como el adolescente que ha crecido y ya no le quedan los pantalones, y lo peor, que no hay a la medida.
Realinear los planes de desarrollo urbano y el uso de suelo
Un asunto que desdibujó la ciudad, fue el crecimiento bajo el interés de las ganancias privadas. Por ello, hay que realinear los planes de desarrollo urbano, y de uso de suelo, para asegurar que el diseño favorezca la movilidad sustentable y el bienestar general de la población.
La debacle del desarrollo urbano se ha dado porque se ha planeado a espaldas de la ciudadanía y de sus organismos de representación, eso es algo que no se debe dejar al margen, sobre todo si se está planteado un desarrollo con bienestar compartido. Las iniciativas para la movilidad y transporte público, debe plantearse de cara al interés ciudadano, y con ellos en la mesa de diseño.
El crecimiento de los últimos 12 años de Celaya, no necesariamente responde a una necesidad de la población residente, sino al impacto externo por ser una ruta estratégica nacional para la logística hacia los cuatro puntos cardinales. Lo cual ha obligado al municipio a reaccionar, y no a planear. Por eso, una regla básica en esta tormenta de desarrollo, es ordenar y reconstruir lo existente, y planear a futuro la ciudad que queremos.
Por eso la propuesta de emprender una empresa de transporte integrado como la que proponen, es lo mismo que comprar un refrigerador inteligente de alta gama de 26 pies cúbicos, para ponerlo en una casa de Infonavit a la que no se le ha dado mantenimiento en 25 años, y ha sido rentada a doce arrendatarios con fines diversos.
De China con amor
Veamos la propuesta del SIM: primero, es una empresa de transporte china (BYD) con 13 socios que serían los actuales concesionarios, pregunta ¿Los concesionarios están dispuestos a integrarse a una empresa extranjera, partiendo del hecho que ya tienen dos experiencias locales, y no han funcionado? ¿Estarían dispuestos a ser socios minoritarios de una empresa china que administraría el fideicomiso y la operación financiera y administrativa?
En relación al tema financiero, no es un compromiso menor. ¿Los concesionarios estarían dispuestos a contraer inicialmente, una deuda global por 877 millones de pesos para crear una empresa, en donde el grueso de la inversión sería para adquirir 200 autobuses, que crecería a 2 mil millones con 293 autobuses en un año? ¿Los concesionarios estarían dispuestos a dejar en el corralón sus autobuses, para estrenar vehículos con un costo de 4 millones 600 mil pesos por unidad?
Ahora, el plan de negocios que exponen parte de una cifra inexistente, señala 313,369 pasajes diarios, lo cierto es que a la fecha no pasan de 150 mil pasajes al día, y la tendencia es a la baja. Eso significa, que el ingreso diario promedio que plantean, de 3 mil 700 pesos por concesionario-ruta-camión tampoco es real. Además del ingreso estimado, los concesionarios deberán pagar salarios, impuestos, y gastos de administración. ¿Es viable esta iniciativa?
Por otro lado, los beneficios al usuario son: unidades nuevas, tecnificadas y con tecnología inteligente, que, por cierto, serían con una capacidad menor de asientos a las dos que están circulando, es decir, usted está viajando en algo que no es lo prometido. En su propuesta señalan que el costo del viaje, será de 12 pesos, no hay un señalamiento de responsabilidad social con la comunidad que menos tiene, se muestra como un negocio lucrativo que se hace al amparo de una concesión municipal. ¿Modelo neoliberal?
Debo decirle que 214 mil personas en Celaya se encuentran en las franjas de pobreza, es decir, el 40.5% de la población, y el grueso de ellas utiliza el transporte público, utilizando el 16% de su salario en el pago de este servicio. Los estudiantes, también son los usuarios cautivos del actual sistema de transporte.
Con la tarifa del servicio actual, al pagar con tarjeta SIBE paga 9.50; en el hipotético caso de usar el servicio chino tendría que pagar 2.50 pesos más, o sea, habría un incremento del 20.8 %. Visto de este modo no hay desarrollo con bienestar compartido, por el contrario, golpea la economía de la población más vulnerable.
¿Aval moral o ilegal?
En este mar de cabos sueltos, el día de la presentación el ciudadano alcalde, abonó otro dato perturbador, señaló que el municipio sería el AVAL de esta iniciativa empresarial privada, desde luego, no es una afirmación ligera, pues comprometería el patrimonio de los celayenses. Quizá dijo que sería un aval moral, por el hecho que la presentación estuvo a cargo de servidores públicos, que daban la apariencia o simulaban una iniciativa del gobierno municipal para beneficio de su imagen personal.
Desde luego que es preocupante lo dicho por el ciudadano Ramirez, porque ser AVAL de una deuda privada, violenta el Articulo 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, La ley de Deuda Pública para el Estado y los Municipios de Guanajuato, La Ley de Disciplina Financiera de las Entidades Federativas y los Municipios (Federal), si bien el municipio es autónomo, el principio de legalidad no tiene excepciones para el ámbito público.
Y justamente, al escribir estas notas para mis tres lectores, el viernes por la noche, aparecen en la prensa local, las declaraciones del promotor de esta iniciativa de movilidad, el presidente de la Comisión de Movilidad y Transporte de Celaya, y aclara: “la inversión de 2 mil millones de pesos anunciada para el nuevo “Programa Integral de Movilidad Eléctrica” no será financiada por el Gobierno Municipal, sino mediante un esquema de colaboración entre la empresa china BYD y los 13 concesionarios del transporte público”.
El edil señaló que, “la confusión surgió tras declaraciones poco precisas del secretario del Ayuntamiento Daniel Nieto Martínez” (encargado de la Dirección de Movilidad y transporte desde el 26 de marzo, a la destitución de la directora), y enfatizó que “se trata de una inversión privada que no compromete recursos públicos”, y explico que la empresa china, “operará el sistema que se encargará de la operación técnica y financiera durante una década”.
En relación a los transportistas locales, informó que “mantendrán sus concesiones, pero ahora fungirán como proveedores de servicio de operación bajo estándares de calidad y certificación”. Con lo señalado por el promotor de la iniciativa privada, lo que ahora llama como “Nuevo Programa Integral de Movilidad Eléctrica”, debe validarse institucionalmente a la luz del interés público, y bajo un esquema muy riguroso para no comprometer el patrimonio de los celayenses, y hacer el hoyo más grande de la confianza, la movilidad y el transporte público.
Al final de todo este decepcionante ensayo de movilidad, lo que queda es mucho ruido, y nada de nueces. ¡Celaya merece un buen gobierno!
REVOLCADERO. Palabras chinas dignas de elogio: “quieren que Celaya sea una ciudad modelo; por eso proponen conectar todo el sistema: autobuses, taxis, bicicletas y rutas seguras. No es una inversión del municipio, sino una propuesta integral de la empresa”. ¡Vaya generosidad internacional!
