El director de Pemex aseguró frente a los diputados que hay un gran potencial para extraer crudo, pero en el caso de los recursos no convencionales es una decisión que debe tomar el pueblo de México. Foto: El Universal

Con información de AM 

Ciudad de México.- El director de Pemex, Víctor Rodríguez Padilla, pidió reabrir la discusión sobre la expansión de operaciones de fraccionamiento hidráulico para extraer petróleo y gas.

“Pemex sigue los adelantos tecnológicos en el mundo, miramos lo que hacen otros países. Sí hacemos fracturación hidráulica de forma convencional, pero no hacemos fracking. En el gobierno de Enrique Peña Nieto se hicieron 25 pruebas documentadas en los informes, pero, a partir de 2018, se suspendieron ese tipo de desarrollos y no los estamos haciendo”, expuso el funcionario en su comparecencia en la Cámara de Diputados.

Lo que hoy se hace en México no es en yacimientos donde hay piedra dura que requiere ser fracturada con químicos y daña el medio ambiente, respondió a la emecista Patricia Flores Elizondo y a la panista Genoveva Huerta Villegas, quienes le preguntaron sobre la caída en producción y exploración.

“México todavía tiene un gran potencial de recursos convencionales y más en no convencionales, pero es decisión que tiene que tomar el pueblo de México en algún momento”, comentó.

Reconoció que Pemex atraviesa un momento crítico y que carece de los recursos que le gustaría tener para mejorar la situación que ha padecido por sexenios, ante su abultada deuda y una plataforma de bombeo decreciente.

“No estamos aprovechando recursos no convencionales. Estamos trabajando en los recursos convencionales y ahí estamos trabajando en tierra, mar y aguas someras; hay desarrollos en aguas profundas para mantener una producción que efectivamente sirve y contribuye a financiar los programas sociales”, explicó.

Añadió que la extracción convencional “ya se terminó”, mientras cae la producción.

México ya practicaría el fracking

Eso ya se acabó en términos de lo convencional. Podemos irnos a la no convencional y ahí tenemos otros 70 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente que podíamos explotar con diferentes técnicas y no lo estamos haciendo porque hay que tomar una decisión: ¿Seguimos siendo país petrolero o nos vamos a la transición? Eso es lo que está en el debate público”, cuestionó el directivo.

Los métodos convencionales son controversiales por el daño al medio ambiente, como es el fracking o las arenas bituminosas.

La Alianza Contra el Fracking indicó que el gobierno no solo ha investigado dónde realizar esta práctica, sino que ya la lleva a cabo.

Señaló que el Proyecto Aceite Terciario del Golfo (Proyecto ATG, anteriormente Paleocanal de Chicontepec) de Pemex es el referido al fraccionamiento hidráulico, y se encuentra en la región norte.

Pemex reportó a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos que “este proyecto comprende 29 campos, divididos en ocho sectores. Al 31 de diciembre de 2024, se habían completado 4 mil 779 pozos, de los cuales mil 145 estaban produciendo”.

Este proyecto de Pemex produjo un promedio de 15.7 mil barriles diarios de petróleo crudo en 2024, en comparación con los 17.3 mil barriles de 2023, 9.2% menos, de acuerdo con informes a los que accedió EL UNIVERSAL.

El Proyecto ATG también produjo un promedio de 29.9 millones de pies cúbicos diarios de gas natural en 2024, en comparación con los 35.5 millones de 2023, una disminución de 15.8%.

Este diario consultó ayer a la Secretaría de Energía sobre si hay un plan de comunicación para abordar la discusión de extracción de crudo con métodos no convencionales, pero no hubo respuesta.

¿Qué es el fracking?

El fracking, o fracturamiento hidráulico, es una técnica para extraer gas natural y petróleo de rocas subterráneas de baja permeabilidad (llamadas yacimientos no convencionales). El proceso implica la inyección de grandes volúmenes de agua a alta presión, mezclada con arena y aditivos químicos, para crear y expandir fracturas en la roca. Esto permite que los hidrocarburos atrapados fluyan hacia la superficie para su extracción. 

Los riesgos del fracking

El fracking requiere grandes volúmenes de agua que varían de acuerdo con las características de la formación geológica en la que se realiza el fracturamiento y de las longitudes de los pozos. Sin embargo, en un único pozo se pueden consumir entre 9.000 y 29.000 m3 de agua, es decir, entre 2,4 y 7,7 piscinas olímpicas. En un campo regular en el que, por ejemplo, perforen seis pozos para extraer todo el gas del yacimiento, se utilizarían entre 54.000 y 174.000 m3 de agua.

Además, el consumo de agua es intensivo, pues su inyección a presión se realiza en un periodo corto, cercano a dos semanas. Por estas razones, el fracking pondría bajo presión las fuentes de suministro de agua en las zonas de explotación, de las que dependen las comunidades, otras actividades económicas y los ecosistemas.

En el caso de Colombia, los territorios en los que se tiene previsto realizar los proyectos pilotos experimentarán disminución en las precipitaciones, de acuerdo con las Comunicaciones de Cambio Climático. En consecuencia, se reducirá la disponibilidad de agua que, además, estaría bajo presión por su uso para fracking. Esto es igual a menos agua para el consumo y las actividades agropecuarias, ambas primordiales.

Por otro lado, se teme que los fluidos inyectados y contaminados con otros elementos adquiridos durante la fracturación se filtren en la roca y contaminen acuíferos subterráneos que abastecen de agua potable. Se calcula que entre un 15% y 80% de la mezcla inyectada retorna a la superficie, es decir, en el mejor de los casos, un 20% permanece en el subsuelo.

De igual manera, los fluidos que retornan a la superficie pueden ser un riesgo para las aguas superficiales, los suelos y las personas, si no son manejados adecuadamente. De este flujo de retorno, el 90% no puede reutilizarse, primero se debe tratar para reducir las concentraciones de los compuestos peligrosos y luego disponerse de manera cuidadosa.

Más allá de estos riesgos, diversos estudios advierten que el fracking podría causar fugas de metano —un gas de efecto invernadero— y mayor actividad sísmica en las zonas de extracción. Asimismo, afectaría los bosques a gran escala, debido a la cantidad de área que debe ser despejada para su implementación. Esto tendría consecuencias directas sobre los ecosistemas, causando fragmentación de hábitat y erosión del suelo. Fuente: WWF

JRL

 

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