El pasado 9 de octubre se presentó en el Ayuntamiento la iniciativa de Ley de Ingresos para nuestra ciudad, y finalmente se pudo saber que el Cabildo leonés no solicitará, por lo pronto, un nuevo endeudamiento para el próximo año.
Recordemos que hace unas semanas tanto la alcaldesa Alejandra Gutiérrez como la tesorera municipal, Graciela Rodríguez, habían declarado públicamente que se analizaría la posibilidad de contratar otro crédito para nuestra ciudad.
Vale la pena analizar las ventajas o desventajas de contratar o no contratar deuda para nuestro municipio. El primer dilema que hay que superar es el de las posiciones prodeuda o antideuda, pues hay quienes sostienen que el endeudamiento responsable, destinado a bienes de infraestructura, se convierte en un detonante para el crecimiento y desarrollo; sin embargo, por el otro lado, hay quienes afirman que una entidad sin deudas cuenta con más recursos disponibles para inversión, pues no tiene que destinar dinero al pago de intereses.
Suponiendo que estuviéramos de acuerdo con la postura prodeuda y el dinero se utilizara para la construcción de más infraestructura urbana para la ciudad, el siguiente paso es analizar si, desde el punto de vista técnico y político, es factible contratar nuevos créditos para nuestro municipio.
En el caso de León, desde lo técnico, la contratación de otro crédito es totalmente factible: la capacidad de endeudamiento, en relación con los ingresos de libre disposición (impuesto predial, traslación de dominio y participaciones federales), es positiva, además de que las calificaciones crediticias del municipio así lo respaldan. En cuanto al destino de los recursos, el propio Implan cuenta con una cartera de proyectos que harían posible destinar el dinero a obras productivas y no a gasto corriente.
Pero desde el punto de vista político el panorama no es tan claro, pues debemos recordar que, de acuerdo con la Ley de Disciplina Financiera, para que un municipio se pueda endeudar primero se tiene que aprobar en el Cabildo, después en el Congreso del Estado y finalmente en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público del Gobierno Federal.
En nuestro caso, la fracción del PAN en el Ayuntamiento tiene la mayoría calificada para aprobar el endeudamiento, de manera que esa aduana estaría solventada. Pero el siguiente escalón es el más complicado, y no necesariamente por la oposición mayoritaria que recae en las diputadas y diputados de Morena, pues ellos no tendrían autoridad moral para rechazar un crédito para nuestra ciudad si, a nivel federal, han aprobado el endeudamiento del país a niveles casi inmanejables.
El problema estaría en la fracción de legisladoras y legisladores panistas, pues es ya más que evidente que el grupo azul dominante en el Congreso es visiblemente contrario al que todavía representa la alcaldesa Alejandra Gutiérrez. Incluso hay diputados del PAN que anhelan llegar a la presidencia municipal y que juegan sus cartas no necesariamente alineadas a los intereses de la ciudad, sino a los suyos propios.
Posiblemente esta fue una de las razones de la alcaldesa y su tesorera para no entrar en el espinoso camino de adquirir un nuevo préstamo, pues el fuego amigo iba a estar a la orden del día, amén de que las obras que se llegasen a contratar y construir ya no verían su inauguración en este trienio.
Sea cual sea la postura que cada ciudadana o ciudadano leonés adopte —apoyar o no apoyar un nuevo crédito—, lo que no es aceptable es que esto se decida por intereses mezquinos alineados con la suciedad de la política y no con la visión de hacer lo que resulte más conveniente para la ciudad.
LALC
