Las cosas que no se dicen, las que se callan y solo se expresan con la mirada, esos mensajes que se escriben entrelíneas para el que quiera leerlos, inocentes frases que se envían con la intención de llamar a la reflexión, mas llevan un doble sentido.

Hay palabras que se han silenciado, y sin embargo claman, no están escritas en ningún lado, sin embargo, esperan su turno formadas pacientemente.

Yo, puedo ver esas intenciones, las escudriño con la lupa que se ha añadido a mis ojos con los años, y conocedora de ese vocabulario oculto, me percato, mas no caigo en ese juego. Solo me hago a un lado y las dejo pasar como un alud tierra abajo, como si no fuera asunto mío, y a lo lejos, escucho su estruendo al estrellarse llevando en su rodar, pasto, hierba, chispas de pedernales furiosos que se golpean con rabia y se siguen duplicando como un eco inextinguible que no encuentra respuesta, no en mí.

Veo ondear en mis aguas ese anzuelo inocente, que busca engancharme como al pez despistado, y es que tú sabes, que es difícil no tomar esa carnada que me llevaría a romper lanzas y descubrir ese lenguaje que, hasta el momento, ha mantenido las formas. Pienso que, de ser así, una vez logrado tu objetivo, sin usar preliminares, solo señalarías sintiéndote dueña de la razón, como un juez en su estrado listo a dictar sentencia, encasillándome en tus prejuicios. Pero lo que no has entendido todavía, es que te he descubierto, que yo escojo las batallas que quiero pelear, y esa, en particular, no la elijo.

Hay muchas cosas en la vida que, de haberse dicho, habrían hecho la diferencia.

Me pongo a pensar en la inutilidad de llevarse las palabras enquistadas en el alma, la responsabilidad de cargar las piezas que ayudarían a completar o validar a otra persona. Esas palabras silenciadas, que en un afán egoísta se omitieron, permearon en esa carne retenidas, a sabiendas que eran mías, que me correspondían a mí. Pero en las decisiones ajenas no puedo hacer nada, solo asumir esa elección, tan solo eso.

Pero volviendo al caso. Te veré y no diré nada, actuaré como si no me hubiera percatado de tus fines, transitaré esa carretera ida y vuelta contigo, no me pondré ese saco porque no me queda, ondearé mi bandera blanca con mi silencio en señal de paz. Y tú, no encontrarás la respuesta que estabas buscando.

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