En este espacio, por casi tres décadas he tratado de presentar ideas sobre la sociedad que considero siempre son hechas desde el bien común y desde las mayorías. Lo que podría decirse, desde la “izquierda”. ¿Pero qué es ser de izquierda? En términos generales, “izquierda” y “derecha” son etiquetas utilizadas para clasificar ideologías políticas. La izquierda suele asociarse con el cambio social, la igualdad, la justicia social y la intervención estatal en la economía, mientras que la derecha se asocia con la tradición, el orden, la libertad individual y la menor intervención estatal.

Generacionalmente, vi nacer el movimiento del 68 siendo niño y viví como estudiante, movilizaciones que buscaban construir una sociedad más justa, desde lo que hoy sería, la “Izquierda Histórica”, un conjunto de corrientes y experiencias políticas que, a lo largo del siglo XX, buscaron instaurar un modelo de sociedad más igualitario y justo, aunque con enfoques y estrategias diversas que fueron evolucionando. Esta izquierda tuvo raíces en el populismo y el nacionalismo, con una influencia del socialismo y el marxismo, y abarcó desde aspiraciones revolucionarias hasta búsquedas de reformas democráticas.

¿Dónde está hoy la izquierda? ¿Es Morena realmente un movimiento de izquierda? En México, la izquierda mexicana puede ser ubicada en varios partidos, movimientos sociales, agrupaciones, etcétera, a lo largo de la historia. No hay exclusividad de algún u otro movimiento o partido. Incluso, hay episodios de victorias, pero también de épocas de fracaso y clandestinidad. Para mi generación, los baby boomer, ser de izquierda en cierto momento de la vida parece fue una “moda”. Era estar a favor de políticas que beneficiaran a los más desprotegidos. Se trata de abrazar los valores de igualdad, justicia social y libertad. Hasta allí, todos de acuerdo, pero la cuestión estaba en la estrategia, en el método.

Además, se trataba de un estilo de vida, de una congruencia entre lo que se piensa y se hace. Hoy, sin embargo, conozco cantidad de historias de camaradas que, al llegar al poder, incrustaron a la familia, crearon fortunas y tienen cómodos estilos de vida, pues la izquierda es gobierno. Y allí, está el poder y el dinero. Los escándalos de estilos de vida de los políticos en la adquisición de propiedades, gusto por los viajes y su participación en cantidad de redes de contratos de obra pública y del “huachicol fiscal” nos comprueban que el poder y el dinero, les hizo mal. Cantidad de amigos de la juventud tienen ya incrustados a un montón de familiares. Me dicen que “les hizo justicia la transformación”, o “que son ellos diferentes”.

Considero que ser de izquierda, es ir más allá de ser de buen corazón. El pensamiento de izquierda se ha nutrido de cantidad de pensadores, filósofos, activistas, militantes, dirigentes con una visión de las mayorías sobre las minorías y sobre el papel de las clases sociales en la historia, del sujeto y de su capacidad de revolucionar el estado de las cosas. Si bien, no todos los pensadores coincidían en los cómo, tenían claro un por qué. La sociedad necesitaba transitar a un estado de mayor igualdad y mejores condiciones sociales para todos.

Considero que ser de izquierda es una actitud ante la vida. Son cientos de ex priistas que ahora son morenistas o de ex panistas que también cambiaron para incrustarse en el poder. Y eso es lo que considero es difícil de creer, pues la congruencia ideológica y de vida debería ser la misma. Morena es hoy un mosaico de personajes que tienen ideologías diversas pero que se aglutinan alrededor del poder. En su estrategia de obtener gubernaturas y mayorías en Congresos, permitieron que ingresaran políticos que militaron en partidos con fundamentos ideológicos radicalmente diferentes a la izquierda histórica. Sheinbaum proviene de esa corriente, a diferencia de AMLO que fue un priista populista. Soy de los que confío en que los fundamentos de vida y principios de la izquierda, sostengan a Claudia en ese batallar contra la enorme corrupción del sexenio pasado y sus inercias, que entregaron al País no solo al crimen, sino que recibieron la herencia priista. 

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