León, Guanajuato.- Inspirada en una historia real y en el libro homónimo de Tamara Trottner, “Nadie nos vio partir” llega a Netflix el 15 de octubre como una de las producciones mexicanas más ambiciosas del año.
Filmada en México, Francia, Italia y Sudáfrica, la serie, protagonizada por Tessa Ía y Emiliano Zurita, reconstruye una época de secretos, poder y amores prohibidos dentro de la alta sociedad mexicana de los años sesenta.
La historia sigue a una madre que, tras un romance marcado por las convenciones sociales, enfrenta su peor pesadilla: su esposo secuestra a sus hijos como venganza. Lo que inicia como un drama íntimo se transforma en una travesía que explora la desesperación, la esperanza y el poder de la memoria como forma de resistencia.
“Queremos agradecer profundamente a Tamara por confiar en nosotros y compartir su historia con tanta valentía, a Lucía, Nicolás y Samuel por dirigirla con una sensibilidad y cuidado que se respiran en cada escena”, expresó Carolina Leconte, vicepresidenta de Contenido de Netflix México.
La plataforma destaca que esta producción reafirma su compromiso con las historias locales contadas con autenticidad y sensibilidad cinematográfica: una mirada al pasado que reconstruye una época y, al mismo tiempo, invita a reflexionar sobre la fortaleza del amor maternal.

En el corazón del relato están Valeria y Leo, interpretados por Tessa Ía y Emiliano Zurita, una joven pareja unida por conveniencia que aprende que el amor no responde a los acuerdos familiares.
Entre ellos surge un enfrentamiento inevitable: sus hijos, Leonardo y Tamara, son arrancados de su madre en un acto de venganza que desata una lucha feroz entre dos de las familias más influyentes de la comunidad judía mexicana de la época.

Aquí, nadie es héroe ni villano. Los personajes, complejos y entrañables, se mueven entre la ambición, la culpa y la ternura.
“Son padres jóvenes que, atrapados en los errores y ambiciones de generaciones previas, deben enfrentarse a sus propias fragilidades”, señala la producción.
Los niños, Tammy y Leo (interpretados por Marion Sirot y Alex Varela), aportan la mirada más luminosa y desgarradora: a través de sus ojos, el mundo se transforma. Cada país, cada paisaje —del apartheid en Sudáfrica a los tonos melancólicos de París— se convierte en un reflejo emocional de sus padres.
Una producción de escala internacional
Dirigida por Lucía y Nicolás Puenzo junto a Samuel Kishi, “Nadie nos vio partir” combina la libertad creativa del cine de autor con la potencia visual de una producción global. La serie dialoga con temas universales como la identidad cultural, la migración, la memoria familiar y los conflictos sociales de los sesenta.

El diseño de producción, encabezado por Estefanía Larraín, fue clave para recrear el universo visual de los años sesenta. Cada espacio (desde casas familiares hasta calles y aulas) fue concebido como un espejo de las relaciones entre los personajes.
“Buscar lugares de época es lo más complicado en el ámbito de locaciones. Hay casas que parecen detenidas en el tiempo; solo tuvimos que quitar cámaras de seguridad y contactos eléctricos”, explicó Daniel Valencia, gerente de locaciones.
Cuando no existían escenarios adecuados, el equipo construyó sets completos desde cero, logrando una continuidad visual impecable entre las locaciones mexicanas y las internacionales. La Ciudad de México (con colonias como Bosques de las Lomas, Coyoacán y San Ángel) se transformó en una mezcla invisible para el espectador, conectada con los paisajes europeos y africanos de la serie.

El rodaje, que se extendió durante medio año.
“Nos hicimos familia realmente”, recordó Lucía Puenzo, mientras que Daniel Valencia añadió: “Lo que más me impresionó fue el nivel de calidad humana del proyecto; eso se nota en cada plano”, agregó la producción.
“Nadie nos vio partir” no solo revive una historia particular, propone una reflexión sobre la memoria, la identidad y el amor como acto de resistencia.
