León, Guanajuato.- El uso del conocimiento del genoma y el ADN como fuente de creación artística, la existencia del Bioarte y los dilemas éticos que plantea -como el caso del “conejo verde”-, así como la comparación entre el arte clásico y los corridos tumbados, fueron temas expuestos a AM por el doctor en Ciencias Médicas, Rubén Rangel Salazar.
AM: ¿Cuál es la relación entre la genética y el arte?
Dr. Rangel Salazar: “La genética ha sido fuente de inspiración en las diferentes etapas de los descubrimientos científicos, con artistas que la han interpretado de distintas formas.
Inicialmente, una fotografía pudo convertirse en una obra de arte: me refiero a la fotografía 51 de Rosalind Franklin, que permitió descifrar la estructura del ADN.
“Después de eso, otros artistas utilizaron técnicas de biología molecular, el conocimiento del ADN o incluso su estructura como punto de partida para sus creaciones.
“Un caso concreto es el de Salvador Dalí, quien en distintas entrevistas hacía referencia al ácido desoxirribonucleico como elemento presente en su trabajo artístico, reflejando en la pintura la triple dimensión.
“Otros artistas se han valido de la genética o de sus resultados para crear obras visuales o auditivas.”
AM: ¿Y cómo se puede explicar esto en términos sencillos?
Dr. Rangel Salazar: “Una obra de arte basada en la genética puede ser, por ejemplo, la representación tridimensional de la estructura del ADN, o la interpretación artística de los resultados de un análisis genético.
“El Instituto Nacional de Medicina Genómica ha realizado proyectos en los que, mediante estudios de ancestría genética, los artistas descubren su origen: qué porcentaje tienen de herencia indígena, europea o mestiza.
Con esa información, algunos artistas deciden plasmar en su obra los resultados de su propio mapa genético, expresando visualmente su identidad biológica y cultural.”
AM: ¿Qué es el Bioarte y cómo entra aquí el caso del conejo verde?
Dr. Rangel Salazar: “Ese fue un experimento del artista Eduardo Kac, en el año 2000, con un conejo transgénico.
El animal fue modificado genéticamente para introducirle un gen que produce una proteína fluorescente, por lo que al estar bajo una luz específica brillaba de color verde.
“Este caso plantea un debate ético: ¿hasta qué punto es válido modificar genéticamente un ser vivo con fines artísticos?.
Ahí surge la reflexión sobre los límites del arte y la ciencia.”

AM: ¿Y cómo encajan los corridos tumbados en esta visión del arte?
Dr. Rangel Salazar: “El arte es una manifestación mediante la cual una persona expresa un sentimiento a través de una creación.
Puede ser sonoro, gráfico o visual; la música, por ejemplo, es una combinación de sonidos y silencios.
“Si hablamos de los corridos tumbados, representan una forma contemporánea de expresión artística.
Puede no ser del gusto de todos, pero refleja una realidad social, con sus luces y sombras.
Sin embargo, también es importante analizar el contenido que difunde y cómo puede influir en la sociedad.”
AM: ¿Existe arte mayor y arte menor?
Dr. Rangel Salazar: “El arte en general no debería clasificarse así, aunque hay expresiones masivas y comerciales que responden más a intereses económicos que estéticos.
Los corridos tumbados pertenecen a una época y a su contexto.
En cambio, la música académica o clásica, como las obras de Bach, se mantiene por su valor estético y cultural.
Cada forma de arte cumple una función dentro de su tiempo.”
El arte y la salud mental
AM: ¿Cuál es su colectivo y en qué proyecto trabajan actualmente?
Dr. Rangel Salazar: “El colectivo se llama En Amor-Arte CIMBA (Colegio de Iniciación Musical y Bellas Artes), que tengo el honor de dirigir.
Nuestro objetivo es difundir la salud y la ciencia a través del arte.
“Con motivo de los 80 años del Centro de Atención Integral a la Salud Mental (CAISAME) —antes Hospital Psiquiátrico de San Pedro del Monte de León—, organizaremos una exposición para romper estigmas sobre la salud mental.
“Psiquiatras narrarán casos clínicos y experiencias de su trabajo en San Pedro del Monte; luego, 18 artistas seleccionados de entre 42 participantes interpretarán esas historias mediante fotografía, óleo o acuarela.
La muestra se presentará en octubre, en la antigua Granja de San Pedro de los locos.”
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