Silao, Guanajuato.- Entre cánticos y alabanzas, más de 7 mil jóvenes de la Diócesis de León participaron en la Marcha juvenil, realizada en el monumento Votivo a Cristo Rey, donde pidieron por la paz en el mundo.
La peregrinación, marcada por la alegría y el entusiasmo, se realizó en el marco de la festividad de San Francisco de Asís. Los jóvenes portaban estandartes, banderas y lanzaban al unísono el grito de: “¡Viva Cristo Rey!”.
Desde la noche del viernes comenzaron a llegar a la explanada de la comunidad Aguas Buenas, en las faldas del cerro del Cubilete, donde el ambiente de fervor se mantuvo durante toda la madrugada del sábado.
A las 6:00 de la mañana, participaron con gran esperanza en la celebración eucarística presidida por el Arzobispo de León, Jaime Calderón Calderón, quien, tras compartir un mensaje pastoral, agradeció las muestras de afecto y cariño de los asistentes, entre ellas una pintura que le fue obsequiada.

En la jornada participaron jóvenes representantes de las 140 parroquias de la Diócesis de León, además de integrantes de diversos movimientos diocesanos, como la Renovación Carismática y el Ministerio local de Música.
El director de la Dimensión de Pastoral Juvenil, padre José García Hernández, encabezó la organización, destacando la participación de los jóvenes pese al frío de la madrugada.
Es una marcha que deja una huella de fe, alegría y renovación”, expresó el sacerdote.
A las 7:30 de la mañana inició el peregrinaje de más de siete kilómetros cuesta arriba hasta llegar al monumento a Cristo Rey, donde los asistentes cruzaron el umbral de la Puerta Santa para ganar indulgencias plenarias.
“Hoy queremos caminar juntos, con esperanza y entrega, siendo testigos del amor de Dios en un mundo que necesita de luz”, agregó el padre José.
El sacerdote explicó que la marcha juvenil Cristo Rey no fue solo un recorrido físico, sino también un viaje espiritual, de comunión y fraternidad.
En el Año de la Esperanza, el lema elegido fue “Peregrinos a Cristo Rey”, una invitación a caminar juntos, compartir la carga y sembrar la semilla del amor de Dios para que florezca en la sociedad.
De Viva Voz
Es una gran motivación y una gran experiencia participar en este tipo de marchas, donde conoces jóvenes con fe y esperanza en el futuro”, José Luis Ramírez, peregrino.

Es muy contagiante el entusiasmo de los jóvenes; sabemos que hay un futuro y hay que abordarlo con amor y esperanza”, Mario Alberto Martínez, peregrino.

“Vale la pena la desmañanada. Conoces a muchos jóvenes y participas en una marcha por la paz del mundo”, Mónica Andrade, peregrina.
Arzobispo de León advierte a jóvenes sobre el peligro de los grupos criminales
El Arzobispo de León, Jaime Calderón Calderón, hizo un llamado a los jóvenes para que se alejen de las drogas y del alcohol, y para que sean fermento y signo de una vida nueva. Les pidió no dejarse engañar por los grupos criminales que solo buscan hacerles daño.
“Hoy día no nos es desconocido que las ofertas que nos presenta el mundo para calmar esa hambre y ese deseo que hay en nuestros corazones de felicidad son la droga y el alcohol. Hay grupos criminales que se han endiosado en el poder, y los jóvenes deben estar atentos, porque hoy están en la mirada de personas que buscan hacerles daño y están ahí”, advirtió el Arzobispo de León.
Durante la Marcha Juvenil Cristo Rey, organizada por la Diócesis de León en el monumento Votivo a Cristo Rey, el Pastor dirigió un mensaje a los miles de jóvenes presentes, exhortándolos a no dejarse seducir por el mal ni por el espejismo de una vida fácil.
No se dejen seducir por el mal, ni por la tentación de un dinero fácil; eso no existe, es un engaño. Solo una vida anclada en Jesucristo puede ser plenamente feliz y los llevará a ser signo y fermento en esta humanidad”, expresó.
Monseñor Calderón lamentó que la humanidad viva marcada por el egoísmo.
“Hoy día la humanidad está enferma de egoísmo e individualismo, de buscarnos nosotros, después nosotros y al final nosotros. Esta es la imagen que el mundo ofrece a los jóvenes de felicidad, y ustedes, al participar en la marcha, están dando testimonio de amor a Dios, porque en vez de estar en un antro están aquí”, sostuvo.
También subrayó que lo único que vale la pena en el mundo es amar.
Lo único que vale la pena en este mundo es amar, es lo único que vale la pena. Pero debemos estar atentos para no dejarnos engañar en el camino del aprendizaje del amor. El primer paso es permitir que Dios nos ame, vivir la experiencia del amor de Dios.”
El Arzobispo lamentó que el amor esté devaluado en tiempos de odio, guerra y violencia.
“Una de las cosas que se encuentran devaluadas en este mundo es el amor. Cuando un joven le dice a otro: ‘Muéstrame tu amor’, es la expresión más fuerte de manipulación. Esa persona no te quiere, solo te quiere usar. El amor es todo lo contrario y no es estar a disposición del deseo de otra persona.”
Invitó a los jóvenes a mirar el crucifijo cuando duden del amor de Dios.
“Cuando duden del amor de Dios, vean un crucifijo, porque para nosotros los cristianos católicos, el crucifijo significa el amor derramado hasta el extremo con el que Dios nos ha visto y nos ama.”
Finalmente, los exhortó a vivir el amor como lo enseña Cristo.
Hay que dar todo el amor a cambio de nada, porque nadie tiene amor más grande por los suyos que quien da la vida por ellos. Vale la pena amar, pero al modo como Dios lo expresa, y ustedes tienen la oportunidad de mostrárselo al mundo.”
Durante su mensaje, el Arzobispo recordó el ejemplo de San Francisco de Asís, cuya festividad se celebraba ese día, e invitó a los jóvenes a inspirarse en su sencillez.
“Desear algo material no es malo, pero hay que orientarlo en la dirección correcta. Las cosas son buenas, pero no dan la felicidad. El cúmulo de cosas tampoco da la felicidad. Hoy en día la Iglesia necesita muchos Franciscos y muchas Franciscas. Sean signo y fermento de una vida nueva, de alguien que comienza de manera distinta a mostrar al mundo que sí es posible una vida diferente.”
AM

