A los pocos días de iniciado el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, comenzaron las mañaneras y con ellas, llegaron los youtuberos. El 19 de septiembre la Presidenta llegó a 240 mañaneras dejándonos una conclusión inequívoca: a ellos se les concede más veces el uso de la palabra que a los reporteros profesionales.

A las mañaneras asisten habitualmente 60 periodistas; y la mitad de ellos son youtuberos. Para esta columna seleccioné a cuatro habituales y a los reporteros de La Jornada, El Universal, Reforma y Proceso para establecer cuál de los dos sectores pudo preguntar más. Los cuatro youtuberos pudieron hacerlo en 70 ocasiones y los periodistas en 61. La distancia se hace mayor con el tema del huachicol fiscal; los primeros preguntaron cinco veces, los periodistas dos.

Vicente Serrano es un youtubero influyente. Sus dos canales de televisión rebasan, juntos, los tres millones de suscriptores. El 17 de septiembre preguntó su opinión a la Presidenta sobre el “discurso poderosísimo” del secretario de Marina después del tradicional desfile del 16. La Presidenta le respondió que no había leído el discurso del almirante porque a “nadie se pide previamente su escrito para ver qué va a decir”. Luego precisó que en el caso de la Marina las “detenciones vienen de una investigación que inicia en marzo de este año” y cerró con una exaltada defensa del expresidente López Obrador, un “hombre íntegro, y eso lo sabe el pueblo de México”.

El 10 de septiembre la Presidenta dio la palabra a Salvador Corona, periodista de El Universal, un diario capitalino con 6.3 millones de suscriptores en YouTube. Este le preguntó: ¿No le parece, Presidenta, una casualidad que el día de ayer [falleciera] un marino presuntamente ligado con el huachicol, en una prueba de tiro?”. La interpelada reaccionó con molestia: “La manera en que lo preguntas no me parece correcta, ni para la víctima ni por lo que ocurrió”. El periodista se mantuvo firme en el tema hasta que la Presidenta dio por concluido el asunto con un “ya no te voy a contestar”.

Conversé con Dalila Escobar, la representante habitual de Proceso en las mañaneras de Palacio, quien me resumió el estilo de los dos gremios: “Los youtuberos -me dijo sin dudar- no cuestionan a la Presidenta, solo le preguntan su opinión sobre tal o cual tema. Los periodistas críticos son más inquisitivos”.

Unos y otros ejercen de manera legítima su libertad de expresión. Los periodistas reciben instrucciones de sus directores basados en las líneas editoriales de los medios que pagan sus salarios. Desconocemos casi todo sobre los youtuberos. Por ejemplo, sus fuentes de ingreso son particularmente opacas.

Ejemplifico la opacidad con Sandy Aguilera, “La Wera de la Mañanera”.  Tiene 80.1 mil suscriptores en YouTube y se presenta en Instagram como “vínculo entre los ciudadanos y los servidores públicos”. Hace semanas presentó el caso de una joven muerta en una operación de cirugía plástica. Preservó su nombre, pero sí denunció con nombre y apellido al médico que la intervino. La Presidenta atendió el asunto y le dijo que “mañana [vendrán] de la Secretaría de Salud para que [contesten] con mayor detalle la consulta que haces”. La actividad es loable, pero ¿la presentación de casos que ha hecho es gratuita o recibe una compensación por sus madrugones?

Es inevitable hacerse la misma pregunta cuando se documentan las críticas feroces e implacables que lanzan algunos youtuberos de Palacio contra quienes tienen puntos de vista diferentes a los de la 4T. ¿Militancia gratuita o empleo remunerado?

Aunque las relaciones entre prensa y gobernantes siempre serán complejas, hay patrones bastante claros. La prensa está dividida entre aquellos que deciden aliarse con quienes gobiernan y quienes los vigilan y cuestionan. Los gobernantes siempre han buscado aliados en el gremio, lo cual es totalmente natural, pero estas alianzas deberían regirse por la transparencia. Sería un paso saludable y lógico dada la evolución positiva de las mañaneras: de la confrontación en el sexenio pasado, a la civilidad en el actual.

Dado el acceso que tienen los youtuberos a la Presidenta, que algunos de sus canales reciben publicidad oficial y que operan sin transparencia ni reglas claras, es legítimo preguntarse si en algún pasillo de Palacio se manipula lo que sucede durante las ya famosas mañaneras.

 

Colaboró Elena Simón Hernández.

@sergioaguayo

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