A pesar de que la ONU proclamó el 21 de septiembre como Día Internacional de la Paz desde 1981, en muchos lugares no se conmemora con fuerza. La ONU no siempre cumple con su misión de conservar la paz porque carece de autonomía real y depende de la voluntad política de los países más poderosos. Aun así, sigue siendo un espacio importante para el diálogo, la cooperación internacional y la prevención de conflictos.
Las razones principales para no vivir un día de paz mundial son: La falta de difusión mediática. No recibe la misma cobertura que otras efemérides (Día de la Tierra, Día de la Mujer, etc.). Los medios suelen priorizar noticias de conflicto y violencia, en vez de difundir acciones de paz.
Desconocimiento en escuelas y comunidades: Muchos docentes y estudiantes no saben de su existencia. No está marcado como “día oficial” ni tiene tradición cultural fuerte en México o en otros países.
Una escasa institucionalización debido a que Gobiernos y autoridades educativas no siempre incluyen actividades obligatorias o programas especiales. Queda en manos de iniciativas aisladas de ONGs, universidades o colectivos que no siempre cuentan con los recursos que los gobiernos sí administran.
La cultura de violencia normalizada. En sociedades con altos niveles de violencia, (como la nuestra) hablar de paz puede percibirse como “ingenuo” o “poco realista”. Se cree que la paz es un tema abstracto, cuando en realidad empieza en acciones cotidianas.
Falta de apropiación ciudadana. Al no estar ligado a tradiciones religiosas o culturales locales, no se siente “propio”. Se necesita transformarlo en una celebración comunitaria, con actividades visibles y significativas.
El 21 de septiembre es el Día Internacional de la Paz (proclamado por la ONU). Día en que se invita a todas las personas, a realizar acciones concretas de construcción de paz. Se puede hacer en esos días: Con la práctica de paz interior: dedicar unos minutos a la meditación, la oración o la reflexión. Elegir palabras amables en lugar de la ofensa. Actos de bondad: ayudar a alguien que lo necesite, escuchar con paciencia, ofrecer apoyo.
En la escuela: realizando Círculo de diálogo sobre qué significa la paz en la vida cotidiana. Taller de mediación para aprender a resolver conflictos de forma no violenta. Mural o cartel colectivo con frases, dibujos o compromisos de paz. Minuto de silencio en honor a las víctimas de la violencia.
En la comunidad llevar a cabo campañas de solidaridad (colecta de alimentos, ropa, libros). Siembra de árboles como símbolo de vida y esperanza. Conciertos, caminatas o ferias por la paz, abiertas a todas las edades. Firmar y compartir compromisos de paz en redes sociales.
El Día de la Paz existe en la agenda mundial, pero falta difusión, educación y compromiso comunitario para que se viva como una fiesta colectiva, tal como ocurre con otros días internacionales Lo más importante: que las acciones no se queden en un solo día, sino que se transformen en hábitos de convivencia y solidaridad.
En gran medida estamos viviendo en una cultura de guerra, aunque al mismo tiempo existen semillas de una cultura de paz que tratan de crecer.
¡Por la Construcción de una Cultura de Paz!
