Dijo la verdad el Presidente del Patronato de la Feria cuando declaró hace unos días que “desde hace varias ediciones, el contrato con la empresa que opera el Palenque no contempla ninguna asignación de boletos en la llamada fila G”. El contrato en cuestión efectivamente no menciona en ninguna cláusula sobre boletos de cortesía que el empresario esté obligado a entregar al Patronato.

Pero ese pronunciamiento también genera la percepción de que el Patronato, desde hace varios años, no recibe boletos de cortesía por parte del empresario, algo que ha sido desmentido por la empresa concesionaria, misma que, por el contrario, lo ha aceptado implícitamente al decir que, “desconoce los mecanismos de asignación de esos boletos por parte del Patronato”, los cuales, públicamente se sabe, han sido repartidos entre los consejeros, por lo que las declaraciones del Presidente de la Feria pueden considerarse al menos, confusas y tal vez, engañosas.

La estrategia centrada en decir que, como en el contrato no se expresa literalmente la entrega de cortesías, estas no existen, es contraproducente y lo hace todavía más irregular, pues deja en claro que por años hubo un acuerdo o contraprestación entre el Patronato y el Empresario, que se hacía por fuera del contrato, lo que no es nada transparente.

En este debate no podemos olvidar que, desde el año pasado cuando se reformó el Reglamento del Patronato, en los ejercicios de consulta previa que se llevaron a cabo por el Ayuntamiento, los organismos empresariales que proponen a los consejeros de la feria, de manera sincronizada, no se manifestaron formalmente en contra de las cortesías, sino que más bien trataron de justificarlas.

Basta ver lo que manifestó la Coparmex, en carta fechada el 23 de febrero de 2024 y dirigida al Ayuntamiento, señalando que las cortesías deberían “regularse con debida responsabilidad, privilegiando las facilidades para el cumplimiento que tienen los integrantes del Consejo Directivo de supervisar y vigilar, oportuna, constante y diligentemente, la correcta operación y el desarrollo de todas las actividades que estén bajo la responsabilidad del Patronato.” En otras palabras, lo que se quiso decir es que los boletos gratis para los consejeros eran necesarios y deberían ser utilizados para que pudieran desempeñar con mayor facilidad sus encargos como miembros del Consejo, y que por lo mismo no había que eliminarlas, sino regularlas. Lo que no se entiende es, ¿qué relación hay entre pasar sin pagar al palenque a disfrutar de un espectáculo, con su quehacer como consejeros? y menos aún si a cada uno le regalaban tres boletos diarios.

El Ayuntamiento no tomó en cuenta esos comentarios y procedió a reformar el Reglamento de la Feria, prohibiendo las cortesías con esos fines y más bien canalizándolas a la población vulnerable, algo que no gustó a los consejeros, quienes en el extremo del desafío manifestaron que, las cortesías del palenque no estaban incluidas en la prohibición pues se las regalaba el empresario y no el Patronato, desconociendo la ley de responsabilidades que prohíbe a cualquier persona que administra recursos públicos (como los de la feria), a recibir ningún regalo de persona alguna.

Es positivo que la postura del Presidente de la feria hoy sea la de “cumplir con las reformas al reglamento”, lo que significa la obligación de los consejeros a desprenderse de estos privilegios, algo que hablará bien de ellos y fortalecerá la participación ciudadana desinteresada. Con esta postura se debería de cerrar este debate, además de que la gran mayoría de ellos pueden pagar sus boletos para asistir al palenque y conciertos de la feria, como todos los demás ciudadanos de León.

 

RAA

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