UNA VIEJA REGLA de la política mexicana es que nadie en el gobierno le puede llevar la contraria a la sacrosanta figura presidencial. De ahí que llama la atención que Ricardo Monreal se aventara a enmendarle la plana a Claudia Sheinbaum.

Y NO ES QUE haya pleito entre ellos, ¡para nada! La diferencia es en torno a la reforma electoral de la Presidenta, que plantea desaparecer de tajo las diputaciones plurinominales.

EXPERTOS electorales como José Woldenberg, Lorenzo Córdova y Ciro Murayama han advertido que dicha medida daría al traste con la representación de las minorías en la Cámara de Diputados.

A ESTA POSTURA, con matices, se sumó Monreal, quien propuso, a grandes rasgos, que en lugar de eliminar los pluris, se busquen nuevas formas de elección. Esto, dijo, para asegurar que se ganen su curul con el voto de la gente y no por ser palomeados en sus partidos.

BÁSICAMENTE la idea monrealista es que los plurinominales sean electos mediante una lista cerrada; o bien que sean por lista abierta, de tal forma que no haya limitantes para quienes conquisten al electorado. Habrá qué ver cómo le responden hoy desde la conferencia mañanera.

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COMO DIJO el emperador Julio César, “alea iacta est”: la suerte está echada y la imposición de aranceles a México depende del humor, el peinado y cuántos hoyos de golf jugó el emperador de la Casa Blanca.

SEGÚN LO QUE comentó Marcelo Ebrard, el canciller de Economía y viajero frecuente a Washington, lo que podía hacer México para evitar un tarifazo… ya lo hizo. Ahora toca esperar a ver si Donald Trump castiga a su socio comercial con un absurdo 30 por ciento, lo cual se conocerá entre hoy y mañana.

POR LO QUE se ha visto hasta ahora, una opción es que Trump se eche para atrás o vuelva a patear el bote otro par de meses. La otra, que suena más viable, es que como un César moderno, Trump levante su pulgar anunciando un arancel menor al 30 por ciento, que sería igual de injusto pero tendría el efecto de sentirse como un alivio. Quién sabe qué será peor.

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CERO Y VAN DOS personas que renuncian a la titularidad de la Comisión Nacional de Búsqueda, que tiene como objetivo atender uno de los problemas más preocupantes de México: la crisis de desaparecidos. Actualmente la cifra supera 100 mil. 

FUE CON Andrés Manuel López Obrador que se disparó este drama, no solo porque se facilitó el registro de desapariciones y fueron integrados muchos caos del pasado, sino porque también se actualizó lo que ocurría día a día.

OBVIO QUE la apertura del registro dispuesto desde la Comisión Nacional de Búsqueda y que era necesario para la acción gubernamental, no gustó nada al Presidente quien incluso ordenó cambiar la metodología. Al final de su gobierno, el acumulado (oficial y optimista) llegó a 51 mil 703 personas desaparecidas. Una auténtica pesadilla.

 

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