Un caprichudo tarde o temprano termina mal.

Pero cuidado con un líder caprichudo, porque ese mal destino final termina siendo el destino de una organización… o hasta de un país entero.

Porque sí, hasta el líder más inteligente se equivoca. Por es sólo cuestión de tiempo para que sus caprichos también provoquen dolores de cabeza.

Y si el líder es pentonto, cuidado. Ahí no se tiene que esperar mucho tiempo para que sus caprichos causen tremendas jaquecas.
Estos caprichos son jaquecudos por definición.

Este fin de semana acabamos de presenciar las consecuencias del capricho original. Del capricho que marcó el rumbo de la 4T.
El capricho de cancelar Texcoco para construir el AIFA.

Una locura: echaron por la borda un aeropuerto moderno y funcional que tenía un 35% de avance para sustituirlo por un AIFA chiquito, lejano y, lo peor, que considerando todos los costos de cancelación, terminó saliéndonos… ¡50% más caro que Texcoco!
¿El resultado? Pocos pasajeros lo usan.

¿La solución? Otro capricho jaquecudo.

Bien fácil: cancelemos slots en el Benito Juárez y a huevito mandamos todas las operaciones de carga al AIFA.

“Es que vamos a arreglar al AICM, al rato regresamos los slots”.

Y ese rato se hizo un ratote.

Y que llega el madrazo, Estados Unidos (Trump) da un manotazo con las  medidas que impuso el fin de semana contra las operaciones de aerolíneas mexicanas en su territorio.

Jaquecón.

OJO, porque esta acción pudiera ser sólo el inicio de la impaciencia (más que justificada) de Donaldo J. Trump. Recordemos los caprichos eléctricos de la 4T, por ejemplo. La tozudez (es otra palabra, pero sí rima con tozudez, ya sabes tú cuál es) que bloquea la inversión privada eléctrica, incluyendo por supuesto a la estadounidense. No nos sorprenda que por ahí venga otro madrazo en inglés.

Más los que faltan, porque la 4T está llena de caprichos jaquecudos.

De acciones que no responden a la lógica económica y de progreso.

Por mencionar algunos: la insistencia en rescatar a Pemex sin someterla primero a una dieta rigurosa, terquear en el concepto de generadoras ineficientes de CFE significan soberanía, confundir dádivas con desarrollo, equiparar adoctrinamiento con educación y la ceguera de creer que el gobierno es bueno para todo, por lo que puede repartir medicinas, gas LP, tener farmacias, operar bancos, construir lo que sea, producir autos eléctricos para competir con gigantes, etc.

Ah, y que no se me olvide: la tozudez de pensar que Morena es tan, pero tan bueno, que justifica crearle un aparato de control totalitario para que pueda implementar su agenda sin ningún contrapeso. Aunque quizá esto último no sea capricho, sino una estrategia autócrata.

Caprichos que terminan por apachurrar el potencial real de crecimiento y desarrollo de México.

Si eres jefe, ¿cómo darte cuenta si no eres un líder caprichudo?

Si me lees, ya lo sabes: practicándote una auditoría:

  • ¿Cuántas de tus ideas son las “buenas”, las que se aplican?
  • ¿Qué tan diverso es tu equipo de trabajo?
  • ¿Qué tanto y cómo se debate en tu área?
  • ¿Alguien se atreve a contradecirte?, ¿a darte feedback?

Y luego, por supuesto, tomando cartas en el asunto.

La introspección es una cualidad difícil de aplicar para un jefe.

Y sobre todo para un jefe poderoso.

Y sobre todo cuando este “papas fritas” se rodea de un coro de porristas que le aplauden todo lo que hace.

Tal como sucede en Morena y la 4T.

Es increíble el nivel de lambisconería que hoy vemos. Se aplaude todo, hasta lo que se debería de aborrecer, de eliminar de tajo.
Ah, y cuando se empiezan a ver las consecuencias, se opta por falacias y frases cajoneras: “no somos iguales” o “confíen en nosotros”.

El antídoto a los caprichos en los negocios y la política es el análisis y el debate abierto. Es acercar a expertos y escucharlos. Es cuestionar las ideas propias. Es realizar benchmarks y adoptar las mejores prácticas.

No hay de otra.

El capricho tarde o temprano tiene consecuencias.

Y los grandes caprichos provocan grandes jaquecas.

EN POCAS PALABRAS…

“En la política la estupidez no es desventaja”.

Napoleón

Twitter: @jorgemelendez

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