Leyendas como que las hadas danzan a su alrededor o las de amor en las que se podía dejar recados al escribir en ellos, así de mágico es el mundo de los hongos, cuya recolección representa tener un conocimiento amplio de su forma, secretos en su estructura y mucha condición física para aguantar subir largas distancias en los cerros o caminar largas planicies para encontrarlos.

AM Hidalgo en la región Tulancingo recibió la invitación de tres herederos de esa sabiduría ancestral, en San Mateo comunidad de Acaxochitlán para vivir la experiencia que impacta.

El recibimiento fue en el Conservatorio de Comida Tradicional de ese municipio, con un atole, rico pan hecho en horno de piedra y un espagueti con hongos conocidos como moloches, que crecen entre bajo el ocoxal (las varas que caen de los árboles pino y ocote), otros más en quesadillas con tortillas de comal.

Una cosa fue comerlos y otra después de una buena caminata, que Felicia Tlalacalco mujer medicina y nanacatera, Fulgencio esposo y Fulgencio hijo con una vista especial los descubriera en la adelantada temporada de lluvia, que mucho los ha beneficiado.

 “Hacen explosión en la tierra ahí se ve los montoncitos”; en efecto señalan con una vara los lugares precisos, donde para el ojo común no se localizar lo que hay debajo los montículos.

Lo mismo ocurre con los azules un color que fascina, bien podría ser el hogar de los pitufos; las yemas entre amarillo claro y naranja, las grandes panzas o los rojos en los que a su alrededor danzan las hadas cuenta una leyenda contada por Fulgencio.

“Hay un código entre las recolectoras, que hongos que no sirven se dejan bocarriba, otros que se parecen por la parte de arriba el sombrero o píleo, pero al darles vuelta por el lado de himenio, uno tiene una especie de tela que cubre esa superficie como de laminillas”, explican los expertos quienes además hacen estos paseos a quien lo solicita.

Entre olor a tierra mojada, la hojarasca que se pisa al paso, los árboles, plantas medicinales, el trinar de pájaros se dan tristes sorpresas, alguien pasó, sólo removió y destruyo un espacio de hongos moloches: “es muy triste debe existir una recolección responsable”.

“El monte también tiene su romance, porque tiene el hongo Ganoderma (una especie grande en tonos café), la parte de abajo es como un libro se puede dibujar con una rama delgada y ahí dejábamos las notas, los corazones y mensajes de amor”

La madre tierra fue prolífica las canastas se han llenado, hay que regresar a la cocina de humo, para cerrar un día de conocimiento, a cocinar los hongos recién cortados, en un adobo que finalmente es el relleno de unos tamales, que nos llevan al cielo y nos regresan a apreciar lo generoso que es la tierra hidalguense en esta parte de la región Tulancingo.

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