Los números que presentó Diego Sinhue Rodríguez o que aceptó como buenos para calcular el precio de la concesión de la carretera de Silao a San Miguel de Allende son increíbles. No es necesario ir muy lejos para hacer comparaciones de costos.
El Ecobulevar que va de León a San Francisco del Rincón, que construyó Miguel Márquez Márquez, costó a los guanajuatenses 270 millones de pesos. Tiene 6 carriles de 3.5 metros. Está construido en concreto hidráulico. Una forma de ver su costo es el precio por metro cuadrado de obra. Así como en las casas o en otras construcciones el metro cuadrado es un indicador, en las carreteras también podemos usarlo. Sobre todo cuando no hay grandes puentes o túneles.
Los seis carriles de rodamiento tienen un ancho de 21 metros. Si multiplicamos esa cantidad por 9,300 metros (9.3 kms de largo), tenemos una superficie de 195 mil 930 metros cuadrados). Dividimos el precio de la construcción y nos da un valor de mil 378 pesos por metro cuadrado.
El presunto precio de la concesión de Silao a San Miguel sería de 5 mil 500 millones por una carretera tipo A2 que tiene un ancho de 7 metros de asfalto más dos acotamientos de 2.5 metros. Con un largo de 52.17 kilómetros el precio sería de 8 mil 785 pesos por metro cuadrado. Más de seis veces lo que nos costó el Eco Bulevar, con la diferencia que el Eco Bulevar es de concreto hidráulico en todo su ancho y la concesión sería de asfalto.
Por más que le pongamos la inflación desde que se construyó el Ecobulevar, que es de un 60% aproximadamente, existe una enorme desproporción. El presupuesto está inflado, muy inflado.
Incluso podemos compararlo con el bulevar que va de San Miguel de Allende a Dolores Hidalgo, que se inaugura en unas semanas. Según el contrato, el gobierno pagará 3 mil millones por la obra de 30 kilómetros, pero es del doble porque tiene cuatro carriles de concreto hidráulico con sus respectivos acotamientos. Justo la mitad del precio por metro que el presupuesto con el que justificó Diego Sinhue Rodríguez la entrega en especie de un negocio en marcha como lo es la carretera de cuota entre Silao y Guanajuato.
Guanajuato perdió una carretera que daba buenos resultados y entregó una nueva concesión a cambio de cien millones. Si nos atenemos a los números con los que se hizo la licitación, parece que todo estaba precocinado. Advierto que VISE es una gran empresa -la más grande constructora de infraestructura carretera en Guanajuato- pero, en esta ocasión, los números no dan, incluso comparados con lo que actualmente construye.
Dicen que “la burra no era arisca”, pero después de la opacidad que hubo en los contratos de Seguritech, las compras infladas en los precios de laptops (am lo publicó en su momento), la inútil e inflada compra de placas vehiculares cuando no había necesidad de hacerlo. Por los precios inflados en la contratación (aún ocultos) de servicios aéreos de helicópteros y nuevos dispendios que encontramos a diario en la administración de Rodríguez Vallejo, sabemos que algo huele muy pero muy mal en la desincorporación de una carretera muy productiva.
Hay un extraño sentimiento de frustración cuando recibimos el ticket de pago en la caseta de Guanajuato. La privatización de un bien público que tanto dio a Guanajuato no tiene pies ni cabeza. Porque dinero había para pagar, porque dinero había para construir y porque teníamos el antecedente del truco con una “arrendadora” cuya única función fue extraer dinero al erario en favor de particulares a la sombra del ISSEG. (Continuará).
