Con una búsqueda de sentido de vida a través de danza, el ser humano y su memoria, el Operativo Kafka dejó una huella imborrable en la audiencia de el Teatro Estudio del Teatro del Bicentenario Roberto Plasencia Saldaña.
La presentación estuvo cargada de búsqueda de sentido, estuvo cargada de atmósferas y tensión emocional, a través de luces, música y flexibilidad en el escenario.
La coreógrafa y bailarina, Lola Lince al igual que el diseñador escénico, Mauricio Ascencio, lograron que la obra se enfocara en una nueva perspectiva hacia el público.

Esa noche la compañía de danza experimental llevó su interpretación, hasta un punto entre la excelencia y el simbolismo, que cautivó al público leonés.
Los ocho bailarines tuvieron una propuesta original y atractiva, con fuertes cambios de ritmo, donde la expresión física jugó un papel crucial.
Una de las escenas estuvo inspirada en la “Danza del Torito” de Guanajuato, pero al mismo tiempo en la estética de los Tastuanes de Jalisco, lo que estableció una conexión entre lo antiguo y lo contemporáneo.

Fue una noche que dejó huella entre los asistentes, pues los bailarines aludieron a conceptos de muerte, poder, identidad y transformación.
Además, los artistas hicieron una reflexión sobre la condición humana a través de un feto como parte de la memoria ancestral, y también mostraron la puerta de la vida y la muerte, el momento en el que se ven frente, pues están asociados en la misma red del todo.
La presentación contó con algunas insinuaciones a conceptos arraigados en la cultura mexicana como las peregrinaciones, los juegos, el caos, que rebasan al trasfondo de la naturaleza como concepto espiritual.

En la obra presentada por la Secretaría de Cultura, la pintura, la escultura y el cuerpo humano se funden en una narrativa sensorial que evoca sueños, rituales y búsquedas existenciales.
Con el apoyo del Sistema Nacional de Creadores de Arte, Operativo Kafka se consolida como una propuesta escénica que va más allá de lo establecido.
