Vamos ya hacia las elecciones intermedias del 2027, en este mundo terrenal que hace traslación alrededor del sol y gira rápido sobre sí mismo; aquí, donde los seres humanos nos peleamos por cuestiones al final, intrascendentes y donde perdemos muchas veces de vista, lo que verdaderamente importa. Y me refiero a que la vida es corta y pensamos que es eterna. Así, en la política se juegan intereses y no principios; por eso los partidos políticos tienen ya pocas ideologías y tienen solo intereses. Los políticos luchan por el poder y pasan por cualquier ley que se les ponga enfrente. Por eso tienen como intocable, el reducir sus prerrogativas electorales y el fuero que les otorga la Constitución.
En este folklórico País, a pesar de que la Constitución prohíbe el establecimiento de leyes o prerrogativas exclusivas para ciertos tipos de personas o corporaciones, el fuero constitucional existe y se otorga a los legisladores federales y a gobernadores. El fuero constitucional es un instrumento legal que otorga inmunidad procesal a los “sufridos” legisladores y aunque se estableció para evitar abusos entre esferas de poder, es hoy, un sinónimo de impunidad. En 2021, se reformaron los artículos 108 y 111 de la Constitución, en materia de fuero, para eliminarlo. Pero se mantuvo que los diputados y los senadores sean inviolables por las opiniones que manifiesten en el desempeño de sus cargos, y por ello, jamás podrán ser reconvenidos. En la práctica, se tienen los escaños para que los políticos que tienen “cola que les pisen”, puedan pasar a ocupar diputaciones y senadurías, para “salvar el pellejo”. Tal cual, como lo hizo Cuauhtémoc Blanco con el apoyo de los legisladores del régimen. Lo mismo que la izquierda por décadas criticó, ahora, lo practica.
Durante la época de la Colonia, el clero tenía fuero y también el poder militar. Heredado el concepto divino del poder, también éste se trasladaba a Virreyes y hasta a los Encomenderos. La cuestión de fondo, es que por siglos fue un mecanismo de traslado de poder que difícilmente hoy podrá ser extirpado de la vida nacional, instituido por Juárez en el clímax del liberalismo. El fuero en el mundo proviene de tradiciones en las cuales el poder y la inmunidad se convierten en impunidad. El fuero, es en la actualidad, algo que no debería existir pues se presta a que autoridades y legisladores, simplemente evadan la ley. Ha sucedido con todos los partidos políticos en México y en todas las épocas. Algunos muy escandalosos como es el caso de Cuauhtémoc Blanco, pero también muchos otros, que al final se concretan por medio de alianzas entre partidos para que se sostenga la inmunidad a políticos, cuando el mismo poder legislativo hace juicios para quitarlo y que enfrenten a la justicia. Ir a como el “Cuah” a la Procuraduría teniendo fuero, es una broma.
La Presidenta Sheinbaum atinadamente declaró que está en contra del fuero, así como también lo hizo para evitar otro cáncer que tiene el País y que es el nepotismo. Ojalá haya debate y los partidos gobiernistas apoyen la idea de que en México se reforme la ley y que se elimine el fuero, pues los estudios de opinión reflejan un rechazo enorme en el País para esta inmunidad artificial que se les da a los políticos. La cuestión es que eliminar el fuero atentaría directamente contra las raíces del sistema político mexicano, basado en la inmunidad e impunidad a los políticos y por eso independientemente del color de un partido va a terminar siendo mantenido.
El fuero en mi opinión es uno de esos males que difícilmente podrán ser erradicados pues incluso para un movimiento que quiso ser reformador como la llamada Cuarta Transformación, será imposible de eliminar, pues como en el caso de Cuauhtémoc Blanco, al final el sistema político se auto protege a pesar de las demandas ciudadanas de eliminar el fuero. Si bien en el pasado el fuero se justificó para evitar que los funcionarios públicos pudieran ser atacados y que pudieran hacer bien su tarea pública, la verdad es que actualmente ya no es necesario para un buen funcionamiento del sistema político mexicano; solo existe para la sobrevivencia del sistema de partidos y para que se mantengan en el poder, ese que tanto gusta a partidos y a políticos, de izquierda, de centro o de derecha. Al final, todos, son iguales. Por eso gritan: “!Ay, fuero: no te acabes!”.
