11-03-25. Un día legendario en la historia del deporte leonés.
Y es que por más que algunos se cansen de no darles el mérito que se merecen, las Bravas de León han rompido estigmas, paradigmas y estereotipos.
Nancy Prieto y sus dirigidas recibieron en sus manos, en sus hombros y en sus espaldas, la negativa racha de cinco años sin Postemporada en León y, de paso, la obligación de dejar en el olvido la desastrosa primera temporada que tuvieron en el 2024.
Pero eso, contrario a lo que un sector de la crítica y de la afición esperaban, guiados a su vez por esa suspicacia razonable del estrepitoso debut, la obligación por trascender se transformó en un analgésico que eliminó el dolor, combatió la recaída y potenció la resiliencia.
Se cosecha lo que se siembra y las Bravas, acompañadas de una irrompible mentalidad, tuvieron una temporada histórica.
Con ocho victorias consecutivas y cuatro series ganadas al hilo, el inicio de la campaña ya presagiaba algo de tintes legendarios para el deporte leonés.
Nadie dijo que sería sencillo y la odisea, única y especial, fue largamente complicada.
La barrida en Ciudad de México contra Diablos Rojos Femenil pudo ser un punto de quiebre negativo, pero resultó ser todo lo contrario.
El equipo se repuso de la frustración e impotencia de no poder dar un espaldarazo sobre la mesa y esperaron su turno para corregir, pulir y demostrar.
Barbosa, Gasparotto y Muñoz fueron las jugadoras más consistentes de la temporada y se echaron el equipo al hombro en los momentos más tensos.
Brocki, Arisdelsy, Abril y Ponce comenzaron con un nivel por debajo de lo esperado a la ofensiva, pero poco a poco fueron ajustando y terminaron bateando lumbre.
A pesar de las duras lesiones de Diana Árcega y Marlene Espinoza, el equipo no se cayó y se fortaleció aún más con las llegadas de Esthela Segovia y Arriana Villa.
A la defensiva, qué decir que no se haya dicho ya de Jordan Johnson.
La estadounidense tuvo una campaña legendaria. Por primera vez en León, tuvimos a la Reina del Ponche con 105 chocolates recetados a lo largo de la campaña. Su simple presencia en el centro del diamante es sinonimia de connatural; nació para jugar al sóftbol.
Y aunque por momentos tuvo sus tumbos, Courtney Wyche demostró que tiene calidad y puede ser garantía en cuanto a rutas completas y resiliencia en momentos de apremio.
Toda esta marca de 20-8 no habría sido posible sin la unión, la comunión y la confianza que alcanzó el equipo dentro y fuera del clubhouse.
En el equipo hubo CONTINUIDAD y eso sirvió en demasía para construir una FAMILIA.
Quizás cambió la cabeza del timón con Nancy Prieto, pero se mantuvo Adriana Pérez y eso fue vital para fortalecer un equipo que sí, sufrió 10 bajas, pero a su vez, mantuvo una base respetable de nueve jugadoras.
Esta palabra -CONTINUIDAD-, que hasta antes de este año llevaba un lustro sin existir en el vocabulario de la franquicia del Bajío, potenció la plaza de León y le dio a su golpeada afición un equipo competitivo e ilusionante.
Esa fanaticada, que semana por semana, juego por juego y jugada por jugada está siempre presente en el Domingo Santana y más allá de sus fronteras, obtuvo su recompensa y goza de una conexión inconmensurable con sus jugadoras.
Ahora, en este corte de caja injustamente cruel que borra toda la buena labor hecha en 14 series y 28 juegos, la lealtad y confianza mutua se fortalecerá aún más.
No serán 21 outs -o hasta más- rutinarios y normales.
A partir de hoy, cada pitcheo, cada batazo, cada recorrido, cada atrapada y cada asistencia, tendrá una injerencia doblemente mayúscula en el accionar del equipo.
El escenario, diferente por naturaleza, será triplemente exigente, lleno de nerviosismo y tensión, pero estoy confiado en que este equipo, liderado por la experiencia y sapiencia de Prieto, está preparado para eso y más.
Hoy, más que nunca, se deberá ver reflejada la gallardía, la valentía y, sobre todo, la BRAVURA que demostró este club a lo largo de siete semanas.
Barbosa, Espinoza, Villa, Gasparotto, Muñoz, Brocki, Longhi, Árcega, Higuera, Abril, Ponce, Ramírez, Johnson, Wyche, Meléndez y Belman…
Dejen hasta el alma por el pueblo leonés, que ellos, con lealtad y confianza en ustedes y entendiendo su espíritu histórico de Bravura, las respaldarán hasta el final.
Llegó el día por el que tanto lucharon, Bravas…
Es hora de disfrutarlo…
-El Dugout del Gabo.
