Silao.- El Cerro del Cubilete se pintó de rojo con alrededor de 38 mil personas de todos los estados del País que se congregaron para la XLIII Marcha Nacional Juvenil a Cristo Rey, en una movilización que representó la fuerza del martirio de todos los asistentes.
A pesar del imponente esfuerzo que requiere subir desde la comunidad de Aguas Buenas, Silao, hasta la parte más alta en la que se encuentra el monumento a Cristo Rey, los miles de jóvenes vivieron el mensaje de esperanza a través de su fe.
El agotador caminar de la peregrinación que comenzó para la gran mayoría desde la noche del viernes y culminó con la misa que celebró el monseñor Jaime Calderón Calderón, arzobispo de León, alrededor del mediodía en la Ermita Expiatoria.
Durante la homilía, le pidió a los jóvenes reencontrarse espiritualmente y pidió unidad para evitar caer en las tentaciones que ofrecen las actividades ilícitas.
Este flagelo que hoy día azota nuestras comunidades por el crimen organizado que aparenta ese ofrecimiento de sacarte de la pobreza, aparentemente te ofrece un camino de felicidad, pero es la construcción de un mundo de muerte”, expresó.
Andrea Pineda Perea, presidenta de Juventud, Testimonio y Esperanza, también ofreció un crudo mensaje para recordarle a los peregrinos que este encuentro fue un homenaje a dos mártires mexicanos, quienes hace 50 años fueron asesinados a balazos en la comunidad de Aguas Buenas, y hasta la fecha el doble crimen sigue impune.
“El rojo del Cubilete no solo simbolizó la sangre derramada por mártires sino también la de aquellos que hoy sufren a causa de la inseguridad, la violencia y la desigualdad”, externó durante la celebración eucarística.

Sin embargo, también la misa enfatizó que el mensaje de esta movilización es para mostrar que los jóvenes no son indiferentes a las injusticias que ocurren a diario.
“Este encuentro fue una invitación a vivir para servir, a construir un México lleno de esperanza y actuar con amor y disposición personal hacia quienes más lo necesitan”, agregó Pineda Perea.
Entre cánticos, ímpetu y caos
La edición 43 de la Marcha Nacional Juvenil despertó el ímpetu de los miles de jóvenes que trasnocharon con el festival de bandas en el valle Juan Pablo II que se dio desde el viernes, para cargar energía de cara a la kilométrica caminata hasta la cima del Cerro del Cubilete.
“¡Viva Cristo Rey, Viva Cristo Rey!”, “¡Jesucristo vive! ¡Jesucristo reina!”, fueron parte de los cánticos de los asistentes de todas partes del País que no dejaban de subir a pesar del tremendo desgaste físico.

Un peregrinar que se consternó por el fallecimiento de una adolescente de 14 años, por aparente infarto, sin que pudiera evitarlo la atención que recibió de parte de los cuerpos de emergencia.
El resto de la marcha siguió sin que la gran mayoría se enterara de la tragedia, pero sin evadir el caos que cada año se genera por intentar ver lo más cerca posible el monumento a Cristo Rey.
Miles lo consiguieron de manera estoica, mientras otros tantos llegaban sin fuerzas a las explanadas en busca de un descanso sin importar dormir entre la multitud.
Sí pienso volver a venir, pero en cuanto me recupere de mi rodilla, porque sí me lastimé. Estuvo pesado el caminar, pero también muy a gusto. Vine por primera vez porque mi mejor amiga me invitó a la experiencia y pensé que sería algo nuevo que me acercaría a Dios”, comentó Nayeli Reyes, originaria de Guadalajara.
Luisa Barragán también mostró que no hay límites y con la ayuda de su grupo juvenil procedente de Morelia, llegó hasta lo más alto en su silla de ruedas todo terreno.
“Es la primera vez que vengo al Cubilete a vivir esta experiencia, me siento agradecida de poder estar aquí, con el apoyo de todos, aquí estamos en la cima. No esperaba ver tantas personas, es una gran multitud de jóvenes”, dijo.
La distancia tampoco importó, como el caso de Itzel Domínguez, quien es oriunda de Francisco I. Madero, Coahuila, realizó un viaje de casi 12 horas desde Torreón para estar en este encuentro.
“Lo hice porque quise entregarme a Dios en este caminar, entregué la peregrinación de todo corazón. Hace un año me encontraba en una depresión y ahora estoy en esta misión, pero con el corazón lleno”, apuntó.

No solo acudieron jóvenes, también estuvieron personas como el señor Erik Almanza Flores, que viajó desde el estado de Morelos.
Llevo 13 años viniendo al Cubilete, desde la primera vez me gustó mucho, nada más que este año fue por una manda que tenía que cumplir y el día de hoy la termino. Es un encuentro con Cristo, esto no es un sacrificio”, mencionó.
JJJC
