El pasado mes de noviembre de 2024, el presidente del patronato de la Feria de Aguascalientes o San Marcos, declaró que la Feria de León era una “muy buena Kermés” comparada con la Feria de ellos y ante tales aseveraciones, el presidente de nuestra feria leonesa respondió que la feria de nuestra ciudad “no compite contra nadie” y que en todo caso la competencia está “contra nosotros mismos, tratando de mejorar día con día”.

Las declaraciones del presidente de la feria hidrocálida tienen cierto sentido si las analizamos desde la perspectiva de que nuestra feria trató de imitar lo que están haciendo en Aguascalientes, concretamente en la presentación gratuita de artistas de renombre. En otras palabras, fue la misma Feria de León la que se ubicó en esa posición de competencia y se expuso a las comparaciones.

Hay que reconocer que la iniciativa de tratar de igualar a la Feria de Aguascalientes no nació como una reacción o proyecto del Patronato de la Feria de León, sino que tuvo su origen más bien en las tendencias aspiracionistas del anterior Gobernador de Guanajuato, quien, sin mediar solicitud, decidió por su capricho destinar 200 millones para la contratación de artistas, endosándole esa responsabilidad al Patronato de nuestra Feria.

La gran realidad es que ambas ferias son radicalmente opuestas en cuanto a su visión y objetivos y es algo de lo que todas las leonesas y leoneses debemos estar orgullosos.

Para empezar, la Feria de Aguascalientes se desarrolla de forma abierta en las plazas y calles de la ciudad, sin ningún control de acceso y con limitadas estrategias para evitar el consumo de alcohol en las calles, lo que genera evidentes incomodidades e inseguridad para los visitantes, quienes podrían estar disfrutando de la feria al mismo tiempo que tienen que estar lidiando con borrachos en las calles, ahuyentando de la Feria a las familias con niños.

Este ambiente ha generado que en la feria de San Marcos se hayan presentado desafortunados eventos que manchan su reputación, pues la prensa ha documentado riñas, batallas campales y gente tirada en el piso por balaceras en los antros e incluso homicidios en sus alrededores, dejando la impresión de que el asistir a la feria no es tan seguro como debería de ser.

La Feria de León en cambio ofrece un recinto cerrado con acceso controlado, lo que genera una mayor seguridad para los visitantes, además de que el consumo de alcohol está limitado a los establecimientos, por lo que un padre o madre de familia pueden disfrutar de los atractivos y espectáculos del evento con la razonable tranquilidad de que el ambiente será familiar y sano para sus hijos.

La Feria de León se convierte en el mes de enero en el lugar más vigilado y limpio de toda la ciudad, con destacamentos importantes de policías municipales y estatales, tránsitos, agentes de protección civil, inspectores, seguridad interna, etc. dejando la percepción de ser un lugar seguro y familiar para divertirse.

La Feria de León afortunadamente no es comparable con la de Aguascalientes, no queremos igualarlos sino más bien diferenciarnos, aquí es una Feria en donde las familias encontrarán mucho más que reventón y apuestas, aquí encontrarán diversión sana para todos los miembros de la familia, espectáculos nacionales que rescatan nuestras tradiciones e internacionales que de otra forma serían de difícil acceso para muchas leonesas y leoneses.

La Feria de León no necesita aspirar a ser como otras ferias, al contrario, nuestra feria debe seguir siendo el modelo a seguir para brindar a la leonesas y leoneses un espacio de esparcimiento y diversión cada año, en compañía de la familia, y no solo para el “desmadre”, como en nuestro estado vecino.

 

RAA

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