“Cuando el tecolote canta, el indio muere” es uno de los refranes populares en el medio rural, y parece ser tomado muy en serio en algunas comunidades de Hidalgo.
Es común que lechuzas y búhos sean agredidos e incluso privados de la vida por personas que, de manera injustificada, los consideran de mal agüero.
IGNORANCIA AGRESIVA
La bióloga Maryev Fonseca informó que, de manera constante, se reciben búhos y lechuzas heridos en la Unidad de Rehabilitación de Fauna Silvestre de Pachuca.
Esto ocurre porque prevalecen las falsas creencias de que estos animales “son brujas” o portadores de malos presagios.
“Entonces los apedrean, los golpean, y llegan hasta nosotros con disparos o quemaduras”, expresó Fonseca.
“A veces, la gente se asusta y, en las zonas aledañas, donde todavía portan armas, les disparan”.
ANIMALES INOCENTES
Por esta razón, muchas aves rapaces como búhos, tecolotes y lechuzas llegan con perdigones en el cuerpo, y lamentablemente algunas no logran sobrevivir.
Cuando el daño no es grave, entran al programa de rehabilitación, una vez recuperadas, son liberadas en zonas naturales protegidas.
Fonseca explicó que búhos, tecolotes y lechuzas pertenecen al mismo grupo y que están llegando a zonas urbanizadas porque se alimentan de roedores, que abundan en los basureros.
ESPECIES IMPORTANTES
“Estos animalitos rapaces son muy útiles para los humanos, ya que son controladores de plagas, un solo ejemplar puede comer hasta mil ratas y ratones en un año”, señaló.
En entrevista para AM Hidalgo dijo que el servicio ecosistémico que brindan estas aves es invaluable, y lejos de ser dañinas, son esenciales para el equilibrio ambiental.
