Como un hombre positivo, gran consejero y compañero de trabajo es como será recordado el Padre Aurelio Olague García, quien falleció este 18 de abril a los 74 años, luego de presentar complicaciones de salud durante los últimos meses.
Nacido en Torreón, Coahuila, el 24 de septiembre de 1938, el Padre Aurelio Olague García se convirtió en uno de los íconos del Instituto Lux, en el que estuvo en dos etapas, que fueron de 1976 a 1982 y de 2002 hasta sus últimos días.
Su peculiar forma de dar clases, pero sobre todo de oficiar sus homilías, provocó la admiración de sus allegados.
“Fue un gran compañero de trabajo, un Sacerdote que siempre estuvo al pendiente de los niños, trabajando, acompañándolos; participé con él en retiros, primeras comuniones, yo ya sabía cómo le gustaba a él trabajar en las misas, estábamos muy conectados.
“Un hombre positivo, le gustaba ver a los niños formarse desde lo humano, sí lo extraño mucho y disfruté mucho trabajar con él”, expresó visiblemente consternada Laura Torres Jiménez, maestra del instituto.
El Padre se unió a la Compañía de Jesús en 1955 y realizó estudios en Filosofía y Teología. Permaneció mucho tiempo en la Casa de los Niños en Guadalajara.
En su primera etapa en el Instituto Lux, en 1976, disfrutó mucho dar clases de Orientación Educativa en kínder y primaria.
Siempre tenía una sonrisa en el rostro para todos y les decía: “Siempre hacia arriba”, una frase que fue su lema y que nunca será olvidada por quienes lo conocieron.
Incluso, después de cada misa o retiro, regalaba a los asistentes medallas con una flecha hacia arriba, un distintivo que transmitía ánimo y esperanza.
Para el Padre Aurelio la tecnología no estaba peleada con la religión, por lo que implementaba herramientas tecnológicas en sus misas, mismas en las que todos ponían atención y asistían con alegría, sin importar que se extendiera hasta por dos horas.
“Manejaba sus misas por videos, imágenes, le gustaba que los niños vieran imágenes, ponía pausas y le explicaba a los niños de qué se trataba y le gustaba poner música en las misas; la gente salía muy contenta. Él decía que era una misa de colegio, no una misa de las iglesias, normal”, dijo Laura Torres.
Sin embargo, su personalidad iba más allá de ser maestro y Padre, ya que siempre estuvo al tanto de los problemas por los que pasaban los colaboradores del instituto.
“No sólo le decíamos Padre por ser Sacerdote, era como un papá para nosotros. Te sabía dar un consuelo, sabía detectar cuando teníamos algún peso moral y te acompañaba hasta por meses; siempre su mensaje era ‘para arriba’”, comentó Francisco Javier Campos, profesor de bachillerato.
El Padre Aurelio padecía diabetes y a inicios de este año su salud comenzó a deteriorarse, por lo que se alejó un poco del instituto, en el que oficiaba la misa de los sábados a las 6:30 de la tarde.
Finalmente ayer perdió la vida, dejando un gran hueco en el colegio y pesar en todos los que forman esta comunidad educativa.
El día de hoy se oficiará una misa de cenizas a la una de la tarde en el auditorio Miguel Agustín Pro, S.J.
