›› Un hombre sencillo, de familia y gran amigo es como se describe a Manuel Toriello del Collado, quien falleció el pasado 13 de abril a causa de cáncer a los 81 años.
“Ni siquiera puedo enlistar las características que tenía, fue alguien sencillo, un gran hombre”, cuenta Angélica Arce Dupont, su esposa por 51 años.
Nació en Irapuato el 17 de octubre de 1932, fruto del matrimonio de José Antonio Toriello Saldívar y María de la Luz del Collado Pesquera. Compartió junto a sus hermanos María de la Luz y Carlos Agustín una infancia de mucha unión familiar, legado que multiplicó con su propia familia.
Ser alguien independiente fue uno de los primeros motores que impulsaron a “Manolo”, como le decían, a estudiar lo que siempre quiso ser: abogado y notario.
Fue en Celaya donde culminó la secundaria en el Colegio México, para luego mudarse a Guanajuato capital y emprender su carrera profesional.
Luego de graduarse de abogado, sus primeros puestos no fueron referentes a su carrera, sino en el Gobierno, como Secretario Particular junto al entonces gobernador Jesús Rodríguez Gaona hasta 1961.
En ese año decidió casarse con Angélica Arce Dupont, con quien se unió el 5 de agosto.
Juan José Torres Landa, en su sexenio como Gobernador, también lo invitó pero como Magistrado, y al final de la Administración le recomendó residir en León con toda su familia.
Concibieron seis hijos, Angélica, Mónica, José Manuel, Pablo, Juan Carlos y Miguel, que según su mamá tuvieron un padre conversador, para quien no existían los regaños, sino las charlas.
Ya en León abrió el despacho Manuel Toriello, actual Sociedad de Asesores Jurídicos y Notarios, al mando de sus tres hijos, que siguieron sus pasos.
“Dejó de ir a su despacho a tres días de su muerte, nunca dejó de trabajar para su familia, para mí y para la gente que se acercaba a pedirle ayuda, fue amable, para él toda persona merecía su respeto”, recuerda su esposa.
Manuel Toriello del Collado y su esposa apoyaron el programa de alimentos para el Club Rotario, que benefició a más de 30 instituciones.
Además, fueron Fundadores de la Paella en el mismo grupo, actividad que a la fecha se dedica a labores altruistas. También participaron en el Instituto de Rehabilitación y Educación Especial (I.R.E.E), con actividades y entrega de sillas de ruedas.
Su esposa recuerda a Manuel como un marido ejemplar.
“Seis hijos, 22 nietos, si cumples 51 años de casado y sigues queriendo con todo el corazón a tu marido es porque fue muy bendecido, siempre me protegió, cuidó y fue cariñoso”, expresó Angélica.
A los 70 años, un tumor y el mal de Parkinson debilitaron la salud de Manuel. A los 81 años, se agravó y pasó los últimos días en casa, lo que le permitió despedirse de su familia.
“La etapa final fue en casa, y cuando quieres tanto a alguien aceptas que se vaya, él cumplió aquí”, agregó su esposa, quien dijo “nos peleamos por 51 años siempre”.
Antes de fallecer, pidió a Angélica cuidar a sus hijos, quienes también hicieron la promesa de cuidar a su mamá.
Misas, esquelas, llamadas, flores y más fueron las muestras de cariño de empresas, amigos, clientes y allegados a la familia, de quienes, dijo Angélica, no duda se traten de personas que lo vieron como algo que sabía hacer muy bien: ser amigo siempre.

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